sábado, 19 de abril de 2014

De Pascuas

Hay miradas que desvelan, sean desde ojos negros, tenue tierra o celeste mar. La mirada que nos abraza es todo, porque cuando nos miran así puede haber amor si titilan esos ojos, si el brillo enceguece, y si mientras tanto la luna da un vuelco y empalidece… Habrá llegado de repente, entonces
Ese amor, tan lánguido y tan buscado, tan ardoroso que no sabemos si somos nosotros mismos los que nos amamos.
Quien abraza con los ojos, como aplicando su último veneno de víbora que retuerce, de inacabada pasión, de milagro y último beso, y se jura morir para vivir, encontrará seguramente enfrente ojos ciegos, mutilados, tan hartos de no ser vistos, desiertas las pupilas, ahora que fue nunca la hora.
Como el brillo cruel, blanco, vacío, tan tenue de la reinventada nada, que finalmente anda
En abril, en Pascuas…

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