sábado, 26 de noviembre de 2011

Los Ferreyra

Les latía la piel como a cualquiera pero los mataron con esas balas que nadie sabe bien de dónde vienen. Mariano y Cristian no debieron creer en el poder ni en los discursos ni en las imágenes por eso defendieron sus causas de respirar, de vivir y protestar. A Mariano lo mató una patota parecida a una especie que es humana y que andaba en la vía como una diabólica metáfora.
A Cristian le arruinaron una mañana de cantos de pájaros y le quisieron robar las entrañas de su parcela de tierra. Los dos están muertos y en oficinas de reojo celebran. Porque los violentos descarados siguen siendo reyes, y el poder real se saca la máscara acumulando tierras y desvíos…