sábado, 26 de marzo de 2016

Gustavo en el Parque (ante la ofensa de la visita de Obama y Macri al Parque de la Memoria)

No hay dónde hablarle a Gustavo, y por eso cada tanto su primo va a ese Parque de la Costanera, a rozar apenas su nombre en ese gigantesco muro de granito con cientos de nombres y ninguna flor. Pero ellos son flores, piensa el primo de Gustavo, al recorrer con la mirada esas huellas labradas que supieron ser proyecto y porvenir, desazón y lucha, intensa juventud y vida y que hoy juntos son estos intensos bordes que interpelan al río marrón. 
Este Parque de la Memoria de la Costanera tiene una brisa distinta cuando el sol se le esconde al muro, que debe ser de vergüenza, piensa el primo de Gustavo. Anochece y el río suena, se suelta en la oscuridad inmensa. Empieza a levantarse una brisa que susurra, que quiere hablar, apenas se oye ya de noche y es cuando los nombres vuelven a quedarse en soledad. Escucha como si fuera la voz de Gustavo, se recuesta en el pasto, la luna es áspera, cierra los ojos… “Estoy de vuelta en la vida… No, no pudieron matarme… No delaté a nadie, estoy vivo, vencimos, viva la lucha, Patria o muerte…! Pero debo tranquilizarme. Vengo de un espacio infinito de paz. He sufrido intervenciones en el corazón y me han extraído la glándula de la pasión. Me dilataron las pupilas con un bisturí incandescente. Mi vista ha atravesado los horizontes, he visto todo desde entonces, he visto todo a la vez. No soy lo que fui, pero mi memoria está intacta. De donde vengo es obligatorio no olvidar…”
El primo de Gustavo se despierta sobresaltado y corre hacia la baranda que da al río tan oscuro que presume una premonición. Se dice que debe haber algo allí abajo que sobrevive, las almas deben haber conformado corales y de ahí hablará Gustavo, no pude haberme queda dormido. Busca la escultura de Pablo Miguez, el adolescente desaparecido de 14 años que parece salir del río, y piensa que tal vez Gustavo salga también. Hace más frío de frente al río, recuerda que Gustavo lo llevaba a pasear a la Costanera, a ver llegar los aviones o a ver salir los bagres con la tanza y devolverlos al río. Que también a veces venía Marito, su otro primo, el hermano de Gustavo, que tocaba la guitarra. No piensa decirle a Gustavo que Mario, que se recibió de médico, fue uno de los primeros en morir de Sida, ni que su papá coronel no lo buscó demasiado y que su mamá, mi tía, la maestra, repetía que algo habrás hecho…
Es tenebroso el río cuando mira de noche, piensa el primo de Gustavo, y se jura quedarse así el Parque cierre. La niebla empiezan a dificultar la visión, y lo envuelve… “Ellos creyeron que me mataron, pero yo escapé envuelto en esta dulce tiniebla, esquivé así a los uniformados que patrullaban la tierra, el agua y el aire. Una rara seducción magnética me atrajo. Oponiendo escasa resistencia fui veloz hacia esa extraña nube suspendida, que fue encendiéndose como si recalentara y fuera a explotar. De repente todo se desmaterializó y ya no hubo ni tiniebla. Nunca más supe del tiempo ni de esta forma de la realidad. Sin embargo sé que ya son 40 los años desde de mi adiós al mundo material. Por este aniversario permito corporizar mi voz, vuelvo solo fugazmente al tiempo en su formato sucesivo…”
El primo había quedado con la cabeza puesta sobre el codo, en la baranda que anuncia al río. Era casi de madrugada. El sereno le permitió salir.
(En memoria de Gustavo Américo Varela, abogado militante desaparecido en 1977)
(De la colección Latidos Porteños-Martín Sánchez)

martes, 22 de marzo de 2016

Mi desaparecido

Mi primo Gustavo Américo Varela, era un brillante abogado, tanto que muy joven fue nombrado secretario de Juzgado. Era un militante de las causas nobles, defendía a los pobres y a los perseguidos por la dictadura de López Rega y por la atroz dictadura siguiente. Lo desparecieron en junio de 1977 y nunca fueron encontrados sus restos. Ternía 27 años. Su nombre está grabado en el Palacio de Tribunales y también en el Parque de la Memoria, a donde en una acto de singular hipocresía irán juntos nuestro presidente y el presidente Obama. Es seguro que rodarán lágrimas por el frío mármol de la memoria: Gustavo y sus compañeros lucharon y ofrendaron sus vidas en contra del despojo sistemático de los recursos del pueblo rumbo a las arcas del imperio y sus filiales argentinas, y hoy, 40 años después, el plan económico entreguista de los militares vuelve a su pleno esplendor. Pero te prometo, Gustavo, que muchos seguiremos luchando en contra de los políticos cipayos, en contra de las corporaciones, en contra de los traidores, azuzando a los tibios, convenciendo a los adormecidos por los medios hegemónicos. Te lo prometo, querido primo. Mientras, el jueves marcharemos de a miles para recordar no olvidarlos, para que ustedes sigan presentes cada día entendiendo que la lucha no termina nunca,y que vos Gustavo, y los 30 mil, son nuestra guía.

Otoño

Soy otoño. Camino hojas muertas viendo caer los viejos pesares,
ruinosos brazos se rompen como ramas sin poder tocarme:
rodaré de nuevo definitivo y aún mustio por el sendero. En abril
simulo la esperanza, todo parece morir en mí lo que nunca muere,
el corazón queda sin ardor y le conviene el viento. La tibieza es un
recorrido aunque se harten las tripas. Frente a la nueva brisa no
hay que aceptar el descanso, se vive de pie, tambaleando.
Hago una marca en la tierra: de acá para adelante no habrán más
desengaños. Seré un otoño para acariciar con la luna, que
esconderá en un eclipse mi antiguo dolor. Aún soy sol de abrigo
que sin querer perdura.

viernes, 18 de marzo de 2016

Mi flor

Tengo en mi humilde balcón una orquídea de un día. Y hoy fue el día, la vi nacer 
y corrí y la acaricié y me dio su aroma irrepetible, espléndida de pétalos me abrazó
y dijo que era suficiente, que en un rato debía morir. ¿Pero esta orquídea hermosa no 
es la misma que nacerá dentro de un año? La muy astuta se encierra en su follaje
y espanta los ruidos de la ciudad y su desidia. Sabía que hoy estaba dispuesto a verla,
el destino a veces nos une misteriosamente. Lo natural en el mundo se hace un nudo
pero se desarma al que quiere. Muchedumbres van, no tienen tiempo de mirar una flor
calculan rosedales de dinero y nunca los esperará una flor, mi flor.
Mi orquídea se me parece, nuestras dichas son breves. Mi orquídea deslumbra como
el amor, el tiempo corto que se permite. Se ha ido a dormir, la soledad abruma el balcón.

martes, 15 de marzo de 2016

Esclavo

Amputado voy, sin rima ni causa
Todos sienten pero yo siento tanto
Será porque no es amor lo que encuentro
Pero estoy enfermo de amor
Me enamoro de la mariposa y del insecto
Del atardecer vacío en la ciudad que ataca
Imagino el reencuentro del anochecer con nadie
Abrazos o citas, emociones, y yo paso de largo
Siempre el maldito nadie sin identidad parar amar
Habré sido condenado en vida por amar el amor de otro
Eso es lo que creo sin creer porque ya no creo en nada
Salvo en esos labios tan lejanos que parece que besé
¿Habré besado? Ya ni sé cómo hacer la mueca de parecer enamorado
No puedo volver a la estrategia difundida de querer
Creo que amé demasiado al amor, y me hizo su esclavo

viernes, 11 de marzo de 2016

Qué

Qué haré cuando ella se vaya
Qué seré cuando ella no sea
Qué veré cuando no la vea
Qué soñaré sin ella a mi lado
Qué quedaré sin su amor a mano
Qué morirá cuando yo me muera

martes, 1 de marzo de 2016

Gobierno bisiesto

Hoy es 29 de febrero y me recuerda que tenemos un gobierno bisiesto, anormal, que está de más, un gobierno que ocurre cada tanto pero que nos altera el calendario de nuestras vidas, de nuestro sentires, de nuestras confianzas, un calendario sin feriados pero pintado del rojo de nuestro creciente rencor.
Hoy me siento bisiesto, raro, anegado por ese día de más que no me lleva a ningún lado, que sólo sirve para que se sigan sumando las voces apagadas de compañeros periodistas, para que vuelva a mirar sin creer las marquesinas hechas polvo de los teatros municipales; otro día de más para que se vacíe cada rincón que huela a cultura, para que la historia quede cada vez más encerrada sin nadie que la vea en los muesos que se abandonan. Mientras, tienen 24 horas más las bestias mercenarias para bailar sobre sus títulos infectados, hay un día más para que la TV mate neuronas
No quiero que siga este día de más, porque voy a volver a ver los actos de la cofradía de malvados seriales, cada maldita decisión que en un minuto deja a una familia hambrienta, niños sin risas, gente que quedará sin saber dónde guardar el futuro.
Maldito día bisiesto: no quiero darle más tiempo al mal tiempo que nos gobierna.