sábado, 31 de diciembre de 2016

Jacinto no sabe de felices


Jacinto ni sabe qué cosa es Papá Noel. Hacinado vive en la Villa 20 de Lugano y a los diez años tiene la rutina de visitar el calabozo invitado por policías disfrazados de personas. El hedor suele desbocarse hastiadas que están las napas de contaminación. Es ahí cuando no aguanta más Jacinto y sale y se disfraza de pistolero, y con un revólver de juguete corre para el centro de Buenos Aires a robar un celular que después lo vende en la villa por apenas unos pesos, aún el teléfono sea del último modelo. Y con el dinero va Jacinto y compra su droga barata y va y se olvida de todo y sueña sueños feroces a veces: se vienen encima sus caras amigas escupiendo pulmones desde el cementerio privado que tienen en el cementerio de autos.
Pero Jacinto a veces se duerme de verdad y sueña cosas lindas. Sueña con papá, no él, se aclara hasta en el  sueño rememorando a ese tipo de disfraz rojo que vio mentir fantasías en la puerta del shopping. Con su viejo sueña, que sabe que volverá de la zafra de Tucumán o de pisar uvas en Salta para hacer el vino patero que después trae y todos prueban. Y sueña que va a venir con plata para poder comer. No sueña con regalos porque nunca le regalaron nada, salvo esa camiseta de Boca que tiene puesta y que se la dio su mamá después del revuelo que se armó cuando los echaron del predio Papa Francisco. La policía daba palazos y la gente dejaba tiradas sus cosas. Y la madre se la encontró hecha un bollo. 
Se preguntó Jacinto si el Papa tiene que ver con el otro Papá, Noel, tal vez sí se respondió, porque Francisco también anda disfrazado. Y se parecen porque nunca ninguno de los dos irá a visitarlo. Cómo les gustó estar en esos terrenos nuevos a la mamá y a los hermanos de Jacinto, y a Jacinto también, si hasta jugaron al fútbol y estaba tan lindo, no había olor. Hasta que vino la policía. Por qué será tan mala la policía, una vez quiso saber  Jacinto, y su mamá le dijo que lo que pasa es que están envidiosos, porque saben los que les dice el cura que va a la villa: "el reino de los cielos será de ustedes". La mamá de Jacinto es creyente, por eso se enojó cuando Jacinto le dijo que el Papa Francisco no servía para nada por haber dejado que los echaran del predio que lleva su nombre. La mamá le dijo que el Papa no puede estar en todos lados como el Señor sí lo está.
Jacinto tampoco entendía de qué estaban disfrazadas esas personas que ahora desaparecieron y que cuando pegó la poli ahí estaban, excitadas, con unos cables y unos micrófonos, tan bien vestidas, haciendo gestos a unas cámaras. Ese será el disfraz de la mentira, imaginó aquella vez Jacinto, cuando escuchó los disparates que decían. Se acuerda de una rubia que se enojó y empezó a insultar al aire porque sus finos tacos se hundieron en un charco. Y nosotros qué tenemos que hacer, maldijo entonces Jacinto, los tenemos que matar a todos porque vivimos hundidos en la mierda.
Allá muy lejos volverán a sonar los estampidos de Navidad o del Año Nuevo. Pero Jacinto sólo pensará que es la policía que anda de ronda. Porque no sabe de felices. 

martes, 29 de noviembre de 2016

El cielo que se nos viene

Cuba es casa y papá se ha ido. Allá los pibes en la escuela dicen que serán como el Che, cualquiera en la calle habla idiomas, cualquiera en la calle es universitario, profesional, con el mar gigante acechando y del otro lado el mal gigante. Y qué… En Cuba no hay muertos de hambre como por acá o por allá, ni nadie da a luz en un pasillo, ni los pibes se desnutren. La isla que hizo república libre Fidel, sería un paraíso para los más de mil millones de hambrientos que se amontonan en el planeta. Buenas noches papá, allí dónde te has ido. Disfruta de la bienvenida del Che, en el minuto que te dispensa mientras multiplica transfundidos. Estamos en contacto, Fidel, que nos llegará del cielo la revolución de los dos para evitar el infierno.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Muros

Días atrás se cumplieron 27 años de la caída del Muro de Berlín: debajo del último cascote demolido, renació robustecido el neoliberalismo y ahí el capital especulativo comenzó con su fiesta arrasadora. Sin el comunismo el mundo es un trozo a devorarse cada minuto por los grupos concentrados. Pero de tanta panzada, a los ricos la muerte se les vino encima como una premonición del propio final. Ya en Europa no saben cómo desterrar a los desterrados por el hambre que llegan de todas partes. Sus mares están regados de cadáveres. Ahora el lascivo Trump quiere levantar otro muro que igual treparán los mexicanos aunque su altura raspe los cielos. Israel no sabe cómo amurallar más a los palestinos, pero eso no basta para que deje de retumbar su heroica resistencia. Aquí mismo, en la sodomizada Argentina, hay muros sobre las villas y los millonarios se esconden cada vez más en mansiones fortificadas y ya andan en autos blindados y ya se arman como propone Macri y su ministra de Seguridad, porque saben también que se les vienen encima los que no pueden comer. Prefiero el primer muro porque el capitalismo sabía que no podía pasarse de la raya. Ahora estamos libres en el mercado, que se empacha de nosotros los comunes, los marginales. Llegará el día que se atragante y muera. Mientras tanto, los pueblos vamos y nos aplastamos unos con otros, esperando como lombrices de su carnada.

sábado, 22 de octubre de 2016

Cuando ella se va de mi lado

Me levanté esta mañana y no sabía a qué hora
Los pálidos relojes habían perdido sus brazos
El desayuno era el silencio rebalsando la cuchara
Asomé por la ventana y vi que el día no decidía
Nubes muy bajas, luna y sol tan confundidos
Estrellas que a medio vestir se asomaban
Prendí el televisor para ver el minuto preciso
Los canales mostraban un corazón en cadena
Un corazón descubierto que latía sonrojado
Sin pronunciar palabra a la prensa convocada
En el dial de la radio se oía un corazón agitado
Tanteé el calendario por si algo celebraba
Sus hojas estaban blancas como las nubes en mi casa
El día que no sabía ya estaba adentro mío
Y entonces pensé en ella, mi amor que me subvierte
Ya no se cómo me llamo ni si existen continentes
Voy revuelto en la inquietud por una mujer que amo
Me maniata al mirarme y el abismo se presiente
Ella se va de mí lado y me pasa lo de siempre
Caminar de cabeza o decidir morir de parado.

domingo, 9 de octubre de 2016

Felices 90 años, mamá (Martha Lucía Neumann)

Hoy te hubiese regalado un disco, un collar de fantasía, una comida frente al río, mi escrito nuevo
Vos me hubieses llenado la cara de rouge, me hubieras despeinado y hasta exagerado mi verso
Me llevarías del brazo con tus pasos largos, te daría la pared como un caballero y mientras riendo
Sufrirías por mis sufrimientos y yo por los tuyos, escondidos tras la alquimia de otro encuentro
Nunca creí que seamos sangre de otra sangre, pero deambula en mi pecho tu mismo corazón roto
Habrá sido el azar que copió nuestras pasiones, el amor, la justicia y tanta libertad a mordiscones
No olvido nunca el mate cocido en tu escuela humilde, tus tizas enaltecían hasta el punto y la tilde
No olvido tus tres maridos, uno fue mi padre, otro un bandido y llegó Andrés que fue mi amigo
La ocurrencia del amor de demorarse, madre, justo con vos, que bastaba la luna para emocionarte
Así como fue corto el abrigo que tu madre pudo darte, Andrés se murió pronto y de vuelta al frío
Que desaire la belleza como un mármol, te acordás parecías Marilyn, tan linda que enceguecías
En la terraza de la casa de tu pueblo y del abuelo, pasaban rasantes aviones y caían cartas del cielo
Pilotos enamorados del rubio pelo al viento, de tus piernas perfectas, tu cintura, tu piel tan blanca
Tantos años pupila y sola pusieron dura tu hermosura, rompiste cadenas con familia y las posturas
Y vinieron mi padre, mis dos hermanos entre once meses, casi que pariste en la selva sin ayuda
Te sentaba mejor la aventura, estrujabas cada minuto para recobrar lo perdido, que el tiempo no dura
Pero un día te vi tan rara, confundida, me acariciabas con temblorosas manos, mirada vidriosa
Te vi la pena encendida cuando me serviste esos últimos ravioles con salsa única de tu único sabor
Te diste cuenta que empezaba a envolverte el olvido, que te decían adiós uno a uno los recuerdos
Te iban dejando tus palabras queridas, tu silencio se fue haciendo largo, tu franca mirada, esquiva
Fue un lago adiós sin vos, conversabas con otros en alturas donde tu adorado mar se vería mejor
Sin embargo yo supe hasta el final que me sentías, ya ni te movías pero tu ligero latir me saludaba
Hoy cumplirías 90 años y no te enojes que a nadie se lo cuento, no lo sabrán los pilotos, pero sí mi viejo
Y quien dice que no hayan hecho las paces, y ahora brinden entre flores voladas al firmamento
Si hasta siento tu abrazo, tus besos, las manchas de rouge por este regalo hecho en versos
Cumplirás otros 90 años más mamá, en mi recuerdo.

sábado, 1 de octubre de 2016

Tan Divididos

 Abejas y hormigas se mofan de nuestra inferíor organización.

Detestables organismos humanos, gobiernos, esclavizadoras empresas pujan por comer lo que es del otro, llenarse la barriga, ostentar, ignorar y pisar a millones de su misma especie, somos el último escalón de la escala animal.

Te estás abrigando con un calefactor y gente como vos tiene frío.

El azar te llevó a lo alto de la pirámide del Estado y entonces con desesperación te empachás, robás, reís a carcajadas por tu suerte y millones se matan entre ellos por un pan.

Ellos son los negritos, los oscuros , lo de olor, los pobres que haya que matar, si lo dicen con todas las letras Pato, Susana y Mirtha, el rostro de mujer hecho monstruo. Y el cafisho de los cielos de ojos celeste, las confirma.

Humanidad oscura, maloliente, cuando puede venera su ombligo mientras un hermano se remata.

Indecencia de gobernar para hurtar, juego infantil para el imperio que ve como sus hijos pobres se despedazan.

Un imperio que goza con la muerte de los de abajo, de los del costado, de los de Oriente, porque roba sus nutrientes y coloca el vendaval de sus armas

El mundo real de cada minuto atormenta, si uno supo tener piel con el mundo, si uno supo tener fe.

Buenos Aires es mandada por enemigos, los que hacen fiestas vomitando sus robos

Pero esta noche mi hija me llevo de la mano al Coliseo, vi a Mollo, a Divididos, su enorme rock me extirpó el dolor

Y en el Cuartito la pizza de parado y esos amigos de un rato, y las paredes tan repletas de un ayer distinto y tantos como yo me dejaron en paz de nuevo un rato conmigo, con mi ciudad, con mi país, con el mundo.

Aunque siempre sepa, Ricardo, que el 38 está cargado….

martes, 20 de septiembre de 2016

Amigos

Amigos es decir aires, brisas, alientos, vientos, ventarrones y huracanes que nos empujan
Es estar perdidos como nunca, para que una conocida mano nos traiga a la tozudez del día
Amigos es decir voltear barreras, disposiciones, posturas, es ser como uno es y como quiera
Se acepta sin devolución la amistad,  como el amor nadie sabe del todo porque elige ser amigo
Pero hay una risa, una virtud,  el imán que un día liberan las almas para no dejar de necesitarnos
A la amistad no le importa el confort, el palacio, la ropa ni el ajuar,  más despojada más pura
Quién no ha amado más a un amigo que a un familiar, compiten con el perro lamiéndonos heridas
Decimos estas cosas porque estamos entre amigos, cuando los corazones andan en calzones
Nos sacamos las fajas, desatamos cordones, aflojamos el cinturón, se nos acaba la máscara
Hay amigos que se fueron y han vuelto, es que el tiempo suele tomarse un tiempo y un respiro
Pero están los que no vuelven, los que se han ido,  un puñal que no cesa es la muerte de un amigo
La vida va quitando todo de a poco, pero quedan los amigos: es el único capital sin vencimiento

Y que orgullo da hacerse viejo y contar con ustedes, mis amigos: mis brisas, mis aires, mis alientos 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Presente

Es un fluído que me corroe
Es un monstruo delicado que nos come de a bocado
Es la belleza manchada con tinta vieja
Es el rencor desvencijado.
Es el amor agusanado. 
Es el andar amortiguado
Es nuestro oficio agerenciado
Es la revolución sin teta
Los pobres sin revuelta
La sociedad careta
Es un tiempo voraz y edulcorado
Soy hermano de mi perra
Y tío de su maceta

sábado, 10 de septiembre de 2016

Apenas

Apenas te toco, apenas te rozo, un disimulado beso premonitorio y de vuelta a casa. Una, a una esquina, el otro, a su calle. Disimulamos todo el tiempo el maldito imán que alguien nos incrustó. Queremos ser olvido otra vez… 
No hay sueño mejor que lo que queda en las puertas. 
No consumamos, el amor no es lo que dice la ajada letra occidental. Penetrar y ejercer, los dictados , la soga de la rutina.
Es un deleite de un cerebro perfumado dilatar la contienda, cuando el amor o el parecido se materializa.
Seamos a punto todo el tiempo.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Gustavo celebra las condenas de La Perla, pero me dice que no nos olvidemos que ha empeorado la lucha por la liberación

No sé dónde tiraron los huesos de primo Gustavo, pero sé dónde vive: en mi corazón. Lo sé porque me lo agitaba estos días con el sentido de sus latidos. Después de cuarenta años los asesinos del gran centro de detención clandestino de Córdoba recibían por fin el definitivo castigo. No sé si los restos de mi primo Gustavo están en La Perla, en el Pozo de Banfield, de Quilmes, en la ex Esma, en el río… Me contestó con un tun tun en mi corazón que él vive igual en muchas memorias y que cada tanto sale a posarse sobre un ave que acaricia en la Plaza las cabezas de las Madres. Los 30 mil viven metidos en los corazones de muchos y no sé cómo hacen pero nos inyectan movilización cuando el horizonte se oscurece de renovados enemigos. Suben a veces a nuestra razón para que entendamos que no se puede ver de brazos caídos como la Patria vuelve a traficarse en una trata mugrienta, donde el pueblo queda condenado a la explotación. Gustavo y los 30 mil andan celebrando las condenas a los genocidas, pero apenas un rato, nos conmueven bombeando nuestros corazones para decirnos que se ganó una batalla pero que en la guerra por la liberación hubo reveses y que hay que alistarse nuevamente. Aún sin ellos, pero con ellos en el corazón.

lunes, 29 de agosto de 2016

Sala de espera

Ha echado sus pesadas anclas y la esperanza se detuvo en mi camino. La valentía de no morir al despertarme se va esfumando con la tarde de otro día perdido.

Hay desmoronamientos y sus polvos se resisten a un viento sanador: parece ser que siempre habrá un cercano epílogo y un atento dolor estirando sus brazos

Las noches ya no me invitan a conocer su sabor, destapan estrellas, brindan amaneceres, las lunas resplandecen en otros cielos. Yo cada tanto soy un relámpago, lejano.

El mundo gira demasiado rápido y yo ando quieto. No detecto las líneas del horizonte. No puedo verle los porvenires al futuro, sólo abundan mí vista los absurdos de lo importante.


Voy mientras enfriando mis manos, acomodando mis huesos, desalojando mi último pensamiento. Con el corazón en terapia nueva, me siento en el sillón a cobijarme con la nada, a esperarlo.     

sábado, 20 de agosto de 2016

El dolor de los Juegos


No pude gozar del todo los Juegos Olímpicos. Vibré con la heroicidad de Del Potro, con la bravura de los Leones, me asombré con la rapidez de Bolt y con el hombre pez apellidado Phels. Pero no puedo celebrar, no puedo. Hay millones de hambrientos de Brasil a los que se ha tapizado de abandonos para poder gastar estos miles de millones. Mientras, yo, ustedes, nosotros, sentados y cruzados de piernas en un sofá, gozamos. Algo no está funcionando en la especie humana que se dedica a mortificar a las tres cuartas partes de sus congéneres. Brasil acaba de dar un brutal golpe institucional derrocando sin causa a una presidenta elegida por una mayoría, pero todas las señales de TV dicen que Brasil es una fiesta. Cada disparo de fuegos artificiales son diez mil platos que se quedan sin comida. Durante el Mundial de Fútbol de dos años atrás, Brasil construyó un estadio en pleno Mato Groso para que se jugara un solo partido. El costo de ese estadio fue de 20 millones de dólares, que traducidos a una humanidad consciente hubiesen sido miles de viviendas y puestos de trabajo. Hoy las alimañas y la vegetación desbocada disfrutan ese otro monumento de la tragedia brasileña y humana. Los Juegos deberían realizarse en países poderosos para que por lo menos devuelvan algo de lo mucho que nos han sacado a los de por acá, y a los africanos de por allá. Solamente esos países de abundancia en sus tesoros pueden realizarlos. Basta de una vez por todas de agravar la desolación de un pueblo para que vuelvan a robar los que siempre roban y para que el oprobioso capitalismo siga vendiendo y el establishment mundial siga rodando y nosotros aprobemos bien cruzados de piernas en un sofá.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Dos novias

Sus veneradas caras, son otras. Besé esas bocas que fruncen distinto, que ahora parecen callar

Todos cambiamos como en un terremoto. Todos vivimos distintas vidas, aunque no tanto dirá


Quien tiene su única vida sobrellevada y demolida en el barro. ¿Ellas siquiera tendrán rebeldía?

Hablo de ellas, de mis viejas novias, de las que tanto me he enamorado, de sus miradas claras, de

Sus ímpetus benditos, sus rotundos besos, esa piel con perfume único que bastaba para soñar

Pero las he visto en fotos. Las malditas redes que atrapan y desnudan. Es que no podemos dejar

De ser lo que fuimos en paz. Somos otros, nosotros. El tiempo simula brevedad pero es infinito en

La memoria. ¿Cómo en la dicha no haber conjurado con los días un desdoblamiento continuado?

Para encontrarme en más esquinas con ella, para que las dos me cubran de nuevo con su pelo lacio

Alguien me mostró sus fotos ahora, y yo no puedo no maldecir otra vez esta vida tan adulta

Porque ellas no son lo que eran. Están obligadas a las obligaciones, deben carecer como yo de

Aventuras, de impactos, de sonidos nuevo de la caricia, de ausencias de un amanecer repentino

Que nos aborda. Perdemos seguido en estas sociedades con las distintas avalanchas de la vida gris

Apenas queda el recuerdo, no hay escondites para amar, no nos besamos por cualquier cosa.

Hoy somos esto. Todavía luchamos, gritamos, decimos, pero ellas y yo ya no nos conocemos

Ajenos, con máscaras, ya pasó, es la enésima vida que nos vive y andamos murmurando vestidos

Y sin fe palabras vacías, calculando un amor que no va a llegar, todo eso con tanto dolor cristalino

Como el agua que se va.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Esa gente

La gente me da miedo, escozor, me empujan y pujan por ganarme el lugar
Que le cederé temprano para no andar en ninguna carrera porque no sé correr
La gente me da miedo porque es lengua larga, habla sin saber y aún sin beber
Se mete con uno y asevera delirante que uno merece no sé qué cosas en vez de lo que tiene
La gente da vergüenza cuando mira extasiada su ombligo y sólo ve su único mundo cuando el de verdad la va a aplastar
La gente da miedo cuando etiqueta y desprecia que los negros, los cabecitas, los bolitas, los perucas, los judíos...
Y se autocalifica cuando adora al imperio, o al extranjero de occidente, al presidente negro porque tan bien cuida a los blancos y a los bancos
La gente da miedo cuando desprecia animales, vacas, caballos, cordero, chivos, yaguaretés, elefantes, ballenas, tortugas, perros, gatos, y encima vota a liberales para correr a la pobre liebre.
La gente da pena cuando se traga los sapos de los medios, cuando repite frases, slogans, cuando quiere parecerse al presidente delincuente, cuando ni piensa ni elabora y lo maneja la caja boba.
La gente da miedo cuando nos insulta por consecuentes, leales, fieles, por dar lo que fuere por los ideales
Cuando apunta a nuestra insistencia de no querer ver el funeral de los pensamientos
La gente me produce rechazo cuando cree que la utopía ha sido enterrada, que la vida es una buena compra en el supermercado
Que lo que vale es la pantalla táctil, cada vez más plana y llena de colores como sus cabezas tan ausentes
Hay mucha gente como esa gente. Que no quiere cambiarle una coma al sistema, así están las cosas, qué vamos a hacerle
Y amontonan bajo la alfombra las frustraciones, los deseos, porque lo que importa es el qué diran y el qué mostrar, si ya todo va a pasar…
Yo de esa gente me escapo cuando puedo y me oculto en un amigo, en un libro, en los versos de esos ojos verdes, en Guevara o en mi perra, que me lame y me quiere, no como esa gente…

viernes, 5 de agosto de 2016

Madre

Clavo tras clavo, cruces que doblan la espalda y el horizonte pero no los encorvan. Ya no hay manera de resistir sin llamarse Hebe. El puñal infinito del doble asesinato filial le encendió el último fuego, el definitivo. Hebe fue la madre de todos los que tiritando de miedo tenían su calor en cada ronda. El pañuelo blanco de la ironía de su furiosa intensidad de mujer que se olvida de serlo porque la lucha de sus hijos está primero. Alguna vez te abracé, Hebe, y olí un aroma a Madre tan abundante que no hay manera de que ninguna madre no se parezca a ti.
Tan infinito era el abismo donde flotaban humeantes los derechos... Hebe fue y se plantó al oficial y al general, que nos maten a todas las locas… Mataron a Azucena y a las monjas y las lágrimas de Hebe abundando hicieron un río bravío que ningún animal rapaz pudo sortear. Sin Hebe estaríamos escondidos, sin Hebe, nuestros desaparecidos no habrían nacido. A los 87 años un juececito liberal quiere encerrarte. ¿Sabrá el imbécil que se asustaron con vos los torturadores, que en 2001 los caballos que te tiraban querían abrazarte? Cómo puede entender una cabeza formateada con signos que una Mama como Hebe quiera cantarle canción de cuna al Judas que la va a traicionar. Qué importa, el tema es mecer, es el amor, la desdicha hecha fuego. Consistentes ladrones de lo público, como si no fuera poco su espalda agujereada, la utilizaron como carnada. Pero la fe no puede quedar maltrecha con Hebe. Es todo lo contrario a lo que dicen los medios concentrados. Hebe le duele a los estúpidos. Que no ocurra seguir siendo sin Hebe, podríamos ser cobardes y herejes otra vez, encorvados de nuevo, sufrientes en la cruz.

sábado, 30 de julio de 2016

Invierno 2016

La humedad es profunda y mis huesos crujen
Ya ni quedan hojas qué pisar
Mi corazón se pela con los árboles
Ve como los muertos no nos redimen
Ve como tantos  vivos se consumen
Sin nada para vivir, sin fuerzas para pensar
La humanidad se despoja de humanidad
Hay olor a deshecho frío por todas partes
El poder es una mueca que ni se alcanzar a ver
Los ricos mueren atragantados
Hay babas de pobres bajo sus pies lustrados
Nunca fue tan desigual la desigualdad

El ángel cae como nunca ha caído

jueves, 28 de julio de 2016

Los libros esenciales

Las dos librerías de mi barrio han cerrado. Una se desparramaba en una esquina con saldos y joyas casi extinguidas, que don Crisólogo, el librero, cuidada cada día repasándoles el polvo con sus franelas siempre nuevas. Había más libros que superficie, el local era ancho pero poco profundo y entonces cuando uno entraba sentía la sensación de que los libros se le venían todos encima, de que lo estaban esperando y lo abrazaban y era una fiesta mía que don Crisólogo saludaba con sus ojos profundos y claros un poco más brillosos. La librería se llamaba Libertaria: alguna vez Crisólogo me había contado de su padre inmigrante polaco que supo ser un anarquista amante de la literatura, y que no quiso otra cosa que rodearse de textos cuando se deslumbró en la Buenos Aires culta en los despertares del siglo veinte. Libertaria tuvo varias sedes céntricas pero las sucesivas crisis la fueron empujando hasta mi barrio que se apaga demasiado temprano de noche, y donde la siesta todavía encuentra silencios. Será por eso, por el menor movimiento en el barrio, por los vecinos fatigados de preocupaciones, por la Internet o tanto noticiero parlanchín, por esa anestesia cotidiana en pantalla plana, es que una mañana vi a don Crisólogo parado en la puerta de su local del lado de afuera. Tenía  una bolsa raída y pesada a sus pies. Su mirada clara no tenía brillo esta vez, tenía humedad… Miré para dentro de Libertaria y había dos hombres con teléfonos celulares no hablando entre ellos sino hablando con otros dos hombres de teléfonos celulares. Crisólogo no me dejó hablar: “Me voy, estimado, no me dejan estar más con mis libros. Me llevo los esenciales. ¿Vio que Libertaria estaba abierta los siete días de la semana? Dónde voy a estar mejor que acá, vio… Pero no se puede, se ve que no se puede. Tenía mi estufita prendida todo el día, la luz… yo no puedo más, están locos, y la gente lo único que lee son las facturas de gas y luz, y ahora ni eso porque son horrorosas... ¿Me puede decir quién puede pagar ese disparate? Bajé la persiana, que pongan un Mc Donalds, qué se yo… Fue un gusto tenerlo como cliente, estimado. Que le vaya muy bien. Adiós.” Y con la espalda encorvada de repente, cargando sus libros esenciales, lo vi partir para siempre al más adorable viejo de la bolsa…  
La otra librería estaba en la arteria principal de mi barrio. Esta vez su responsable era un hombre joven que se iba acercando a los 40, de baja estatura, de piel trigueña, que al hablar saboreaba las eses de una manera tan especial y agradable, que uno le preguntaba algo siempre aunque la pregunta no fuera necesaria. Aunque hablara solamente de cuestiones climática, ya era un placer. Y era lindo escucharlo hablar de su Santiago del Estero, de sus chacareras, pero más que nada de sus poetas y de sus dulces cantares que él aseguraba que florecen e inundan toda esa tanta e inmensa tierra seca. Alguna vez, hace tiempo, le llevé algunos ejemplares de la breve novela corta que escribí y que me habían devuelto de la editorial, y otros ejemplares de títulos que uno nunca sabe cómo entran en casa. Estos estaban impecables, sin uso, claro, y como el santiagueño había puesto un cartelito en la vidriera anunciando que compraba libros usados, allá fui. Mi novela la puso en vidriera y a la semana ya no estaba. Se asomó con alegría y me dijo que había vendido los tres ejemplares que le dejé. Nunca más lo ví sonreir, en realidad no lo volví a ver: otra vez fui a visitarlo y el local estaba cerrado, con los anaqueles desprolijos, algunos libros caídos y por debajo de la puerta se amontonaban los sobres con cuentas. Miré por la puerta sucia y si bien había algo de desorden, los libros estaban. Pregunté en la verdulería de al lado y me dijeron que se había vuelto a Santiago, la renovación del alquiler le había resultado fulminante. Me lo imaginé partiendo y susurrando apenas su chacarera triste.  “¿Y los libros?”, pregunté. “Se llevó unos pocos en un bolso”, me contestaron. “¿Y los que quedaron?”, insistí. Nuevas eses paladeadas aparecieron deliciosas y tristes en la respuesta rotunda de la verdulera boliviana: “No los dejó todos a nosotros para que hiciéramos lo que se nos antojara. Pero nosotros no sabemos qué hacer, nosotros los vamos a donar a bibliotecas, no vamos a envolver las zanahorias en hojas del señor Paulo Coelho. Sería una falta de respeto…”
Nunca supe si la verdulera se refirió a Coelho o a las zanahorias… No sé qué habrán sido de los libros que don Crisólogo no se llevó. ¿Irán a un cementerio imperceptible los libros muertos, sin que lo sepamos, en una marcha invisible a morir definitivos, como los elefantes? ¿Habrá sólo libros esenciales que entren todos en una única librería? No sé ya cómo consolarme de que no tengo más librerías en mi barrio.   

jueves, 21 de julio de 2016

En tardes como estas

Hay tardes como estas en la que me despego del suelo, voy enamorándome de todo lo que pasa, se mueva o se quede quieto. El añoso árbol anda jugando a esconder los rayos del sol, y yo tengo ganas de abrazarlo, ser rama, su savia, volar sobre su copa alto como otro huésped gorrión. Descubro, en estas tardes, que no hay mejor forma de declarar amor sin esperar respuesta. Me enamora que parezcan enamorados esos dos que van de la mano y sólo se miran cada segundo como la primera vez. Amo de repente los ojos claros de esa joven de bufanda que pasea su perro: es tan exacto el contraste de su profundo mirar con la aridez del invierno… El mundo es bueno en tardes como estas. Sin previo aviso mi corazón se abre en mil partes y todo entra en un regocijo inexplicable. Quiero darlo todo en estos breves instantes que dura la dicha. Rastrearé hasta la fina molécula, al huidizo microbio, para formularles mis sentimientos. La razón no ha venido conmigo esta tarde. La realidad me mira asustada: no soy yo, se me ha metido un loco de amor dentro mío.

martes, 19 de julio de 2016

Pobre hombre

Pobre hombre... Creía que era único en la inmensidad y Copérnico le enturbió el ego demostrando que había cientos de galaxias como la suya, y que la Tierra no era la dueña solitaria del espacio sino un planeta más entre miles; después, vino Darwin a negarle su gloria de ser una invención divina, y le dijo que era apenas un breve paso en el largo viaje de la evolución de su especie. El mandoble definitivo se lo dio Freud, al explicarle en un diván que no era verdad que fuera dueño de sus actos, sino que era su oculto inconsciente el que resolvía y que lo mejor que podía hacer era tratar de pensarse más a fondo para hallarle una probable pista.
Pobre hombre...Aún vanidoso, soberbio y mezquino...

sábado, 16 de julio de 2016

La pasión

Creo, en el desierto, que el único sentido es la pasión, aún durando breve.
Una mirada única puede desatarla; una caricia inesperada, puede invitarla; la pintura virtuosa la enciende, un texto con música le arroja la alfombra. Entre amigos puede armarse la desesperada necesidad de necesitarse. Pero la vida es un instante, y lo que me apasiona ahora ya no, y busco todo el tiempo apasionamientos que casi no llegan. Tengo una mente ágil que no se detiene pero no hay brusquedad en mi cuerpo sino sólo cansancio.
Mi pasión es seguir aguantando desapasionado.

martes, 5 de julio de 2016

No somos nada

No sabemos qué hacemos acá, pero de todas maneras nos agredimos. El humano siempre va en busca de tragar a otro humano, la humanidad es final, muerte, humo, destrucción, engaño, deslealtad. De qué sirve al mundo el humano, se dirá la Tierra…. Y pronto va elaborando su expulsión, su fin, el fin de su contaminación, el fin de este experimento que tan mal le salió a la existencia. El universo es una fiesta que el hombre no entiende. Sus avideces de devorarlo todo, sus bombas, las matanzas que lo engrandecen, las penurias de los otros que son el morbo de que se jacta. Pero el desquicio del hombre ni cosquilla hace en la infinita bóveda celeste. Una vez será que el infinito disponga un sentido mayor a nuestra galaxia, para que el tan presente fulgor de unos cuantos sea un resuello de agonía, cuando ni habrá adiós para el envoltorio de nuestro pasos.

jueves, 23 de junio de 2016

Se muere mi funebrero

Que se me muere mi funebrero y no sé quién va a enterrarme.
Añado otro problema a la suma de trámites de vivir
Los vecinos viejos lloran por no saber qué va a ser de ellos cuando no estén
El funebrero enterró hasta nuestros perros y no quiero ponerme a sufrir
Tocó el timbre de casa en cuanto murió mi madre ofreciendo sus servicios
Yo estaba tranquilo: alguien al fin con deseos me venía a buscar
Me acuerdo cuando desde el décimo B, se detuvo el olor nauseabundo
La viejita a nadie le importaba, sólo el funebrero supo de su mansedumbre
En el barrio estábamos todos tranquilos: el funebrero te arregla todo
Y el pobre de tanto ver la muerte se muere, quién lo decorará su velorio
Alguien cerraba los ojos y él aparecía, él parece cerrar los ojos y nadie se entera
Es que en casa de herrero cuchillo de palo: no hay entierro para el sepulturero

sábado, 16 de abril de 2016

Ella y él

El juego de las diferencias. Ella conmueve de todas maneras, él es un repelente de amores. Dan ganas de escuchar a Cristina, casi hoy como una necesidad. Porque además hasta parece que dice exactamente lo que nosotros decimos en cada una de nuestras efervescencias. ¿Quién es esta chica? Por qué a pesar de que tengo tanto para reprocharle, la miro y se me hace el puchero en los labios, y la piel se me inquieta, y quiero ir a gritarle a los garcas todo lo que siento y lo que son. Mirenlá, todo lo que provoca mientras el otro salame se lame solo, ninguneado hasta por su propia familia de clase que no puede creer que fuera de verdad tan inútil. ¿Será histórico como el 26 de Julio de Castro cuando dejó sentada la revolución en la Habana, este 13 de Abril de un pueblo bajo la lluvia frente al incólume e intocable edificio de los magistrados? Que va a quedar en la historia no hay duda.… Inimaginable pueblo saltando en las propias escalinatas sucias de la componenda judicial, de esa justicia que se prolonga impenetrable en los años con sus privilegios y con sus acuerdos con el peor poder.
Ahora, como siempre, a luchar. Si ese es el incesante destino del pueblo argentino…

miércoles, 13 de abril de 2016

Trueno

Dónde estás que no te veo y me pasas tan cerca
Esos ojos transparentes sin color y en fuego 
Tu cuerpo de fibra, vena y ese único olor
Aún no llega el día del gran abrazo vida terca
Voy desafinando mientras con frío y sin besos
Pero eres la que conozco, la de mis sueños
que canta en el desamparo, con la que voy a la guerra
Cuántas veces nos miramos sin conocernos
un instante, sabernos nuestros, de antes, de cuándo
Cruces que gastan el corazón, cruces que lo ponen de fiesta
Todos andamos de a pie buscando al que nos corre
La plenitud, la inmortalidad, el minuto indisoluble
Mientras la agonía baila borracha en la rutina
No somos lo que queremos, porque queremos lo imposible
Amar de repente, la boca que guarde el deseo que se cruza
Manos que se tientan y piernas que nos llevan al ahogo
El cuerpo es una carga, mejor sería sin nosotros
La mente tan ordenada y el corazón desquiciado
Somos un monstruo aplicado, que se desestabiliza
Por besar y besar sin besar la boca que se teme

sábado, 26 de marzo de 2016

Gustavo en el Parque (ante la ofensa de la visita de Obama y Macri al Parque de la Memoria)

No hay dónde hablarle a Gustavo, y por eso cada tanto su primo va a ese Parque de la Costanera, a rozar apenas su nombre en ese gigantesco muro de granito con cientos de nombres y ninguna flor. Pero ellos son flores, piensa el primo de Gustavo, al recorrer con la mirada esas huellas labradas que supieron ser proyecto y porvenir, desazón y lucha, intensa juventud y vida y que hoy juntos son estos intensos bordes que interpelan al río marrón. 
Este Parque de la Memoria de la Costanera tiene una brisa distinta cuando el sol se le esconde al muro, que debe ser de vergüenza, piensa el primo de Gustavo. Anochece y el río suena, se suelta en la oscuridad inmensa. Empieza a levantarse una brisa que susurra, que quiere hablar, apenas se oye ya de noche y es cuando los nombres vuelven a quedarse en soledad. Escucha como si fuera la voz de Gustavo, se recuesta en el pasto, la luna es áspera, cierra los ojos… “Estoy de vuelta en la vida… No, no pudieron matarme… No delaté a nadie, estoy vivo, vencimos, viva la lucha, Patria o muerte…! Pero debo tranquilizarme. Vengo de un espacio infinito de paz. He sufrido intervenciones en el corazón y me han extraído la glándula de la pasión. Me dilataron las pupilas con un bisturí incandescente. Mi vista ha atravesado los horizontes, he visto todo desde entonces, he visto todo a la vez. No soy lo que fui, pero mi memoria está intacta. De donde vengo es obligatorio no olvidar…”
El primo de Gustavo se despierta sobresaltado y corre hacia la baranda que da al río tan oscuro que presume una premonición. Se dice que debe haber algo allí abajo que sobrevive, las almas deben haber conformado corales y de ahí hablará Gustavo, no pude haberme queda dormido. Busca la escultura de Pablo Miguez, el adolescente desaparecido de 14 años que parece salir del río, y piensa que tal vez Gustavo salga también. Hace más frío de frente al río, recuerda que Gustavo lo llevaba a pasear a la Costanera, a ver llegar los aviones o a ver salir los bagres con la tanza y devolverlos al río. Que también a veces venía Marito, su otro primo, el hermano de Gustavo, que tocaba la guitarra. No piensa decirle a Gustavo que Mario, que se recibió de médico, fue uno de los primeros en morir de Sida, ni que su papá coronel no lo buscó demasiado y que su mamá, mi tía, la maestra, repetía que algo habrás hecho…
Es tenebroso el río cuando mira de noche, piensa el primo de Gustavo, y se jura quedarse así el Parque cierre. La niebla empiezan a dificultar la visión, y lo envuelve… “Ellos creyeron que me mataron, pero yo escapé envuelto en esta dulce tiniebla, esquivé así a los uniformados que patrullaban la tierra, el agua y el aire. Una rara seducción magnética me atrajo. Oponiendo escasa resistencia fui veloz hacia esa extraña nube suspendida, que fue encendiéndose como si recalentara y fuera a explotar. De repente todo se desmaterializó y ya no hubo ni tiniebla. Nunca más supe del tiempo ni de esta forma de la realidad. Sin embargo sé que ya son 40 los años desde de mi adiós al mundo material. Por este aniversario permito corporizar mi voz, vuelvo solo fugazmente al tiempo en su formato sucesivo…”
El primo había quedado con la cabeza puesta sobre el codo, en la baranda que anuncia al río. Era casi de madrugada. El sereno le permitió salir.
(En memoria de Gustavo Américo Varela, abogado militante desaparecido en 1977)
(De la colección Latidos Porteños-Martín Sánchez)

martes, 22 de marzo de 2016

Mi desaparecido

Mi primo Gustavo Américo Varela, era un brillante abogado, tanto que muy joven fue nombrado secretario de Juzgado. Era un militante de las causas nobles, defendía a los pobres y a los perseguidos por la dictadura de López Rega y por la atroz dictadura siguiente. Lo desparecieron en junio de 1977 y nunca fueron encontrados sus restos. Ternía 27 años. Su nombre está grabado en el Palacio de Tribunales y también en el Parque de la Memoria, a donde en una acto de singular hipocresía irán juntos nuestro presidente y el presidente Obama. Es seguro que rodarán lágrimas por el frío mármol de la memoria: Gustavo y sus compañeros lucharon y ofrendaron sus vidas en contra del despojo sistemático de los recursos del pueblo rumbo a las arcas del imperio y sus filiales argentinas, y hoy, 40 años después, el plan económico entreguista de los militares vuelve a su pleno esplendor. Pero te prometo, Gustavo, que muchos seguiremos luchando en contra de los políticos cipayos, en contra de las corporaciones, en contra de los traidores, azuzando a los tibios, convenciendo a los adormecidos por los medios hegemónicos. Te lo prometo, querido primo. Mientras, el jueves marcharemos de a miles para recordar no olvidarlos, para que ustedes sigan presentes cada día entendiendo que la lucha no termina nunca,y que vos Gustavo, y los 30 mil, son nuestra guía.

Otoño

Soy otoño. Camino hojas muertas viendo caer los viejos pesares,
ruinosos brazos se rompen como ramas sin poder tocarme:
rodaré de nuevo definitivo y aún mustio por el sendero. En abril
simulo la esperanza, todo parece morir en mí lo que nunca muere,
el corazón queda sin ardor y le conviene el viento. La tibieza es un
recorrido aunque se harten las tripas. Frente a la nueva brisa no
hay que aceptar el descanso, se vive de pie, tambaleando.
Hago una marca en la tierra: de acá para adelante no habrán más
desengaños. Seré un otoño para acariciar con la luna, que
esconderá en un eclipse mi antiguo dolor. Aún soy sol de abrigo
que sin querer perdura.

viernes, 18 de marzo de 2016

Mi flor

Tengo en mi humilde balcón una orquídea de un día. Y hoy fue el día, la vi nacer 
y corrí y la acaricié y me dio su aroma irrepetible, espléndida de pétalos me abrazó
y dijo que era suficiente, que en un rato debía morir. ¿Pero esta orquídea hermosa no 
es la misma que nacerá dentro de un año? La muy astuta se encierra en su follaje
y espanta los ruidos de la ciudad y su desidia. Sabía que hoy estaba dispuesto a verla,
el destino a veces nos une misteriosamente. Lo natural en el mundo se hace un nudo
pero se desarma al que quiere. Muchedumbres van, no tienen tiempo de mirar una flor
calculan rosedales de dinero y nunca los esperará una flor, mi flor.
Mi orquídea se me parece, nuestras dichas son breves. Mi orquídea deslumbra como
el amor, el tiempo corto que se permite. Se ha ido a dormir, la soledad abruma el balcón.

martes, 15 de marzo de 2016

Esclavo

Amputado voy, sin rima ni causa
Todos sienten pero yo siento tanto
Será porque no es amor lo que encuentro
Pero estoy enfermo de amor
Me enamoro de la mariposa y del insecto
Del atardecer vacío en la ciudad que ataca
Imagino el reencuentro del anochecer con nadie
Abrazos o citas, emociones, y yo paso de largo
Siempre el maldito nadie sin identidad parar amar
Habré sido condenado en vida por amar el amor de otro
Eso es lo que creo sin creer porque ya no creo en nada
Salvo en esos labios tan lejanos que parece que besé
¿Habré besado? Ya ni sé cómo hacer la mueca de parecer enamorado
No puedo volver a la estrategia difundida de querer
Creo que amé demasiado al amor, y me hizo su esclavo

viernes, 11 de marzo de 2016

Qué

Qué haré cuando ella se vaya
Qué seré cuando ella no sea
Qué veré cuando no la vea
Qué soñaré sin ella a mi lado
Qué quedaré sin su amor a mano
Qué morirá cuando yo me muera

martes, 1 de marzo de 2016

Gobierno bisiesto

Hoy es 29 de febrero y me recuerda que tenemos un gobierno bisiesto, anormal, que está de más, un gobierno que ocurre cada tanto pero que nos altera el calendario de nuestras vidas, de nuestro sentires, de nuestras confianzas, un calendario sin feriados pero pintado del rojo de nuestro creciente rencor.
Hoy me siento bisiesto, raro, anegado por ese día de más que no me lleva a ningún lado, que sólo sirve para que se sigan sumando las voces apagadas de compañeros periodistas, para que vuelva a mirar sin creer las marquesinas hechas polvo de los teatros municipales; otro día de más para que se vacíe cada rincón que huela a cultura, para que la historia quede cada vez más encerrada sin nadie que la vea en los muesos que se abandonan. Mientras, tienen 24 horas más las bestias mercenarias para bailar sobre sus títulos infectados, hay un día más para que la TV mate neuronas
No quiero que siga este día de más, porque voy a volver a ver los actos de la cofradía de malvados seriales, cada maldita decisión que en un minuto deja a una familia hambrienta, niños sin risas, gente que quedará sin saber dónde guardar el futuro.
Maldito día bisiesto: no quiero darle más tiempo al mal tiempo que nos gobierna.

domingo, 7 de febrero de 2016

Mi sueño

He soñado con la humanidad desnuda en tu humanidad desnuda
He soñado la resolución del mundo en tu mundo resuelto
Te he soñado desde todos los detalles, de frente en tus apasionados pechos
De atrás desde mi corazón abultado, a fondo por la piel transparente de tus costados
Me he enseñado sólo verte en la vida misma que ocurre tras la vigilia
Las demasiadas horas del día vomitan todo resto de fantasía
Tú eres sueño y encanto, misterio que sólo se toca lejos del día
Repentinos paisajes donde somos amantes que disuelve el brutal despertar
La lucha es ardua por volver a dormir y encontrarte espléndida en la sábana blanca
Cuando nos dormimos abrazados, despierto, cuando me duermo hastiado, te encuentro
Mi mayor felicidad es vivir durmiendo, tal vez vuelvas a darme ese beso que no me han dado
Abro los ojos y es el desamparo, ando entre ruines y malvados, aguardo por la inconsciencia sedante y caer en tus brazos
Por fin llega la noche, la madrugada, cuando el milagro ocurre, los dos somos solos en el inmenso descaro de lo invisible
Sin que el tiempo sepa de lo nuestro, sin que seamos miserias, ni carne ni hueso

miércoles, 3 de febrero de 2016

Feroces esperpentos

En unos pocos días, algo ha sucedido en esta comarca cercada por ríos, pampas, mar y llanura. Hay una nube horrenda y negra que ha descendido demasiado sobre sus habitantes hasta turbarles la realidad, su concepción. De repente se desconocen entre ellos y otean a lo lejos brutales aunque desdibujados enemigos: algunos van vestidos de uniforme, otros van de finos sacos y esmeradas corbatas. Parecen venírseles encima todo el tiempo como zombies incomprensibles que todo tocan y todo destruyen. 
Hay sin más un fantasma pérfido que niega sin césar arriba de su cuello infinito las 30 mil desapariciones de una dictadura de sus congéneres, mientras lo acompaña bamboleante un ánima con tapiz frondoso de soborno a quien llaman Majul! desde una central de la infamia de estos seres que enloquecen a los vivos. Ellos se agrupan en plazas y parques para evitar morir comidos por estas bestias, como esa que ostenta su cara espantosa de un solo rictus malvado, que siempre va intentando hacer equilibrio para poder aplaudir represiones y a sus gendarmes lunáticos, que gustan alimentarse de la sangre de los niños villeros.
Un Ave de Lluto y de rapiña vuela alzada hasta posarse en el ministerio de la Cultura, donde se fornica sin descanso a su novia de tres tetas a cambio de una tarifa alta en salario público, mientras centenares de humanos son picoteados por sus cuervos siervos hasta que dejan sus despachos y entonces son arrojados a las fieras del mercado.
Pero los sobrevivientes saben que hay que tener cuidado con tropezarse a ella, la reina madre del Senado, que en su silla de ruedas rueda veloz y sin freno por las calles vomitando ñoquis todo el tiempo, empujada por parientes sudorosos vestidos con pesos pegoteados de apuro, mientras la esposa del paje maestre Majul muestra su flamante ascenso colgada de la silla y cruzándole las piernas una y otra vez.
Al fondo de todo camina un perro sobre las ruinas rosadas…

miércoles, 27 de enero de 2016

El

Solo, solito, se sienta en el banco de la plaza solito y con la noche solita habla y nadie sabe qué dice.
Sonríe a veces como sobrando, y se enoja después por algo que la noche le dijo. Está solo solito en su mundo, no le importa el nuestro, y tiene ocasiones especiales para un saco rojo, y hay depresiones que terminan en madrugadas con nocauts de sus vinos viejos.
El no molesta, le contesta al aire que a veces le sale con cada cosa…. Una vez la otra gente que es mala le quemó sus cosas. Ahora él las esconde en un lugar que nadie sabe, es que siempre tiene que estar muy presentable.
Es que vienen de allá las visitas y el las recibe de saco azul sobre el cuero esperando en la plaza segunda, en las de los huéspedes. Nuevos amigos le aparecen de tanto en cuando por las incesantes miserias de Buenos Aires.
El acompaña y comparte instantes y vinos y ayuda en lo que puede pero mientras sigue hablando con su familia que no se viene. Y cuando al fin quien sabe quien se lleva a esa gente que no da más de abandono, el vuelve a andar solo solito por el barrio resolviendo cuestiones principales.
Prudente, con voz inaudible, con tiernos gestos va comprendiendo demasiado y entonces se aturde y se esconde. Pero de nuevo está esta noche rebosante.
Se pone hermoso como el silencio y se tira al pasto abierto casi hasta romperse para juntarse de una vez las estrellas.

martes, 26 de enero de 2016

El

Solo, solito, se sienta en el banco de la plaza solito y con la noche solita habla y nadie sabe qué dice.
Sonríe a veces como sobrando, y se enoja después por algo que la noche le dijo. Está solo solito en su mundo, no le importa el nuestro, y tiene ocasiones especiales para un saco rojo, y hay depresiones que terminan en madrugadas con nocauts de sus vinos viejos.
El no molesta, le contesta al aire que a veces le sale con cada cosa…. Una vez la otra gente que es mala le quemó sus cosas. Ahora él las esconde en un lugar que nadie sabe, es que siempre tiene que estar muy presentable.
Es que vienen de allá las visitas y el las recibe de saco azul sobre el cuero esperando en la plaza segunda, en las de los huéspedes. Nuevos amigos le aparecen de tanto en cuando por las incesantes miserias de Buenos Aires.
El acompaña y comparte instantes y vinos y ayuda en lo que puede pero mientras sigue hablando con su familia que no se viene. Y cuando al fin quien sabe quien se lleva a esa gente que no da más de abandono, el vuelve a andar por el barrio resolviendo cuestiones esenciales.
Prudente, con voz inaudible, con tiernos gestos va comprendiendo demasiado y entonces se aturde y se esconde. Pero de nuevo esta noche es rebosante.
El es hermoso como el silencio y se tira al pasto abierto hasta casi romperse para juntarse de una vez con las estrellas.

También lo he visto entre tormentas saca el primer gamulán y quedarse hecho un bollo bajo un banco discutiendo lo que nadie discute: la libertad.
M

Noticias de un sábado

Mi perra Mora cumplió 13 AÑOS, y como festejo nos fuimos a dar una gran vuelta nocturna a la plaza. Estábamos felices. Es que hacía rato que no íbamos por el calor y porque Mora estuvo un poquito enferma. Pero ya está impecable. Es tan hermosa…
Cerca del mediodía fui al Parque Centenario. Había una asamblea convocada por Carta Abierta para debatir los desastres que están ocurriendo en el país. Pero ni fue asamblea ni fue debate. Hubo una lista de oradores, pero la mayoría, veteranos de tantas guerras y militancias, encendieron a los dos mil compañeros presentes. Entre otros, hablaron Tati Almeida, impecable y voraz a sus 86 años; Horacio González, ex director de la Biblioteca Nacional, que habló de botánica y de la política, y señaló como metáfora a los árboles como ejemplo de pluralidad por su variedad en el mismo espacio del Centenario, algo que no ocurre en la actual y mentirosa administración macrista. Algunos oradores llamaron a combatir en forma urgente a este gobierno, aunque Eduardo Jozami, en el cierre, haya pretendido calmar las aguas. Se ve que cuando alguien se transforma en funcionario tiene intención de dirigir el decurso.
Estaban trabajadores del grupo periodístico 23, hablando y pasando una alcancía. Spolsky y Garfunkel, son los empresarios a los que ni les importa qué pueda pasar con cientos de familias si se van y no respetan el contrato laboral. Sé de algún periodista que se queja y que los ha adulado. Mil veces estuve en conflictos por cierre de medios en los que he trabajado, o por el despido de mis compañeros. Finalmente, Clarín me obligó a dejar el periodismo tras una persecución de años por cuestiones ideológicas, y tuve solidaridades a montones casi anónimas, pero pocas del periodismo. Me acuerdo cuando nos cerraron el viejo Tiempo Argentino en el que también trabajé y pasé maravillosos años. El diario estaba en Barracas y algunos de los trabajadores nos mandamos a la villa 21 para que los laburantes de allí nos fueran solidarios. Y fueron!. Pero los periodistas solemos acordamos de los demás cuando nos toca. Es un gremio que tiene el ombligo grande. Por qué no fui florista?
Me encontré en el Parque Centenario con un amigo loco de viejas épocas locas –qué lindo es decir loco, loca-, con el que compartí grandes vivencias en el sentido que compartíamos un corazón que latía. Y coincidió con lo que yo pensé cuando llegue al Centenario: Asamblea es levantar la mano y mocionar. Seamos por fin horizontales! Pero esta vez tampoco se pudo. Pero ya vamos a poder hablar, el pueblo ya va a hablar y a luchar. De todas maneras es urgente ante este gobierno demencialmente enemigo.