martes, 19 de julio de 2016

Pobre hombre

Pobre hombre... Creía que era único en la inmensidad y Copérnico le enturbió el ego demostrando que había cientos de galaxias como la suya, y que la Tierra no era la dueña solitaria del espacio sino un planeta más entre miles; después, vino Darwin a negarle su gloria de ser una invención divina, y le dijo que era apenas un breve paso en el largo viaje de la evolución de su especie. El mandoble definitivo se lo dio Freud, al explicarle en un diván que no era verdad que fuera dueño de sus actos, sino que era su oculto inconsciente el que resolvía y que lo mejor que podía hacer era tratar de pensarse más a fondo para hallarle una probable pista.
Pobre hombre...Aún vanidoso, soberbio y mezquino...

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