jueves, 28 de mayo de 2015

Anochecer agitado de un joven macrista

-Hola, qué apurado salís…
-Se me hace tarde para ir a la oficina. Antes de subir al ascensor me pongo los auriculares porque así voy hablando por el celu con alguno de mis amigos, a ver qué pinta el finde.
-Pero saludá a esa vecina, y agradecé al señor que te abrió la puerta.
-Cuando suba al subte pongo el ipod, y abro la ipad, no me banco mirar a la gente que va con esa cara de culo.
-Che, dale unas monedas a ese pibe que canta, mirá qué bien que lo hace. Ah, no lo escuchás… pero lo ves y le estás sacando una foto…
-Me mando un Instagram, está buena la rubia que está al lado del pibe que canta, buena foto, la voy a subir a Facebook también… “La bella y la bestia” jajaja… Je, ya tengo tres me “gusta”…
-Pará un poco, en la esquina hay una concentración, averiguá qué es, están repartiendo volantes que explican, no desaires al que te lo da.
-Voy a mandar un tuit para que a nadie se le ocurra venir por acá, esto es un quilombo.
-Ya estás en tu oficina, compartí algo con tus compañeros. Qué se yo, qué hicieron anoche...
-Saludo a todos, allá está el jefecito, le sonrío, me lo tengo que ganar para que me dé un aumento, ni en pedo me saco las auriculares con música electrónica, es la mejor manera de pasarla acá adentro. Ya saben Rulo y Marcelo que hoy tenemos que sacar ese laburo. Anoche les wasapee unos ítems que faltaban.
-Pasaron las horas, ¿vas a almorzar? ¿Vas con tus compañeros?
-Es la hora del almuerzo… Me voy al gimnasio, aprovecho que el bono se me vence en una semana. Me como un poco de avena, después una gatorade, y listo. Pero le voy a mandar un sms al encargado para que me guarde mi máquina preferida.
-Podés leer algo mientras corrés…
-Mirá TN, otro robo más, ufff… Cuando vuelva a la oficina voy a mandar un mail a esa marca de puertas blindadas para que me pongan una en mi departamento. Además me dijeron que la podés monitorear desde la compu. Es que el morochito ése que se mudó al cuarto B no me gusta nada.
-Parece que hay problemas en tu empresa, hay asamblea.
-Mientras hablan toco todo el tiempo mi smarthpone, no puedo estar sin hacer nada.
-Ya es la hora de salir. ¿Arreglaste para verte con Mariana?
-Bueno, en un rato Mariana viene a casa… ¿Le habrá entrado la plata que le mandé a través de home banking? Ya le había enviado un wasap con el CBU de los japoneses para pagarle la cuenta mensual de sushi.
- ¿Se queda a comer y van a ver una película?
-Seguro que me va a enchufar en la laptop el pen drive con las fotos y el video del viaje de su amiga Maru con su nueva conquista de Internet. Pero yo quiero ver los siete capítulos de la serie yanqui que me bajé, la de la guerra con los zombies.
-Al final te saliste con la tuya. Te viste la serie. No pudieron hablar nada. Se quedó dormida.
-Mañana wasapeamos todo el día y vemos si hacemos algo a la noche.

La voz interior del joven también tuvo sueño. Y soñó que tal vez mañana despierten los dos.

sábado, 9 de mayo de 2015

Respuesta a los agravios de Gerardo Morel, integrante de la comisión interna entreguista de Clarín


Te molesta mi amor, mi amor de humanidad, como diría la canción de Silvio. Mi amor a la justicia, mi amor a la lealtad, a la igualdad. Te molesta, Gerardo Morel, mi inmodificable forma de entender todos esos valores morales. Te digo que me parece mal que festejes las repetidas mesas de diálogos con una empresa como Clarín que se está vaciando de personal. Y reaccionás diciéndome todo tipo de agravios. No me voy a quedar callado. 
Con mi partida del diario, somos más de 300 los periodistas que se fueron con este despido encubierto que es el retiro voluntario, desde que se conformó esta comisión interna entre aquellas oscuras tratativas que, vos conocés bien, Gerardo. ¿Hago memoria? Sólo podía funcionar una comisión interna dentro de Clarín si contaba con la venia de la empresa y por ende, de su penosa socia: la Unión de Trabajadores de Periodistas de Buenos Aires (UTPBA). A mí me despidieron y me indemnizaron en consecuencia, o pretendías como hacen ustedes que le perdonara a la empresa tantas obligaciones incumplidas con el personal. Y te explico por qué fue un despido, aunque me hubiera gustado que vos o algunos de tus compañeros me lo hubieran preguntado, porque la gente es obligada a irse y a ustedes ni se les mueve un pelo. Van a terminar haciendo sus tan esporádicas asambleas ante una redacción fantasma...
Me fui del diario porque también mantengo inalterable el sentido de la dignidad, lo que también te molesta, Gerardo. ¿Te acordás cuando en el 2000 hubo despidos masivos en Clarín? Yo estuve siempre y hasta el final junto a aquella verdadera comisión interna, que por algo jamás no recibió el visto bueno de Clarín, y tuvimos que votarla en la calle, en un camioncito en la vereda. ¿Te acordás? No le dieron oficinas como a esta comisión interna para votar y desempeñarse. ¿Qué raro, no? Y no olvido aquella última imagen: sólo Luis Ceriotto y yo bancando con aplausos desde la calle a los despedidos que aún resistían. Vos no estabas, Gerardo, vos hacía rato que habías abandonado esa lucha por los compañeros que si comprometía el pellejo. Mejor ni te recuerdo algunos de los comentarios que hacían de vos aquellos miembros de la heroica comisión directiva del 2000, cuando de repente ya no se te vio más que apoltronado en tu asiento de la sección Diseño de Clarín, donde hoy ostentás el confuso privilegio de ser el único sobreviviente de los últimos veinte años.
Vuelvo con el tema de mi partida. No me quedó otra, Gerardo, porque me querían obligar a hacer tareas cuasi administrativas. Y yo ya tenía 19 años en el diario pero cuarenta de oficio periodístico y no lo iba a permitir. A mí me venían acosando desde hacía mucho, justamente cada vez con más intensidad desde aquella defensa a rajatablas de los compañeros despedidos del 2000. Y me decís que nunca puse la cara con los de arriba… No tenés derecho. ¿Y por qué creés que venía congeladísimo desde hace tiempo? Le podés preguntar por ejemplo a Julio Marini, cuando me echó de Deportes siendo una de las principales firmas. Marini fue uno de los tipos que más periodistas hizo echar y no sólo de Deportes sino del diario. Y como no podía fallar, vos y los muchachos de esta comisión publicó un comunicado en su defensa cuando se fue del diario vaya uno a saber por qué facturas impagas en medios de las roscas de la conducción del diario. También, mientras la empresa incumplía e incumplía todos los penosos acuerdos paritarios que firmaba la UTPBA, en vez de enfrentar con firmeza tanto desprecio empresarial, la comisión interna sacaba un comunicado de repudio a Capitanich por romper un ejemplar de Clarín en una conferencia de prensa. Fue un apoyo furioso a la patronal en su pelea con el Gobierno. Increíble… Decir que fue otro acto bochornoso de esta comisión es poco. No te imaginás todas las voces de indignación que me llegaron. Como me llegaba diariamente de parte de compañeros la repetida frase: “esta comisión interna no existe, desde que está nos va peor”. Y claro: desde que asumieron se empezó a pagar el sueldo más tarde, el aguinaldo más tarde, y en los tres años o un poco más que lleva está comisión, se ha perdido casi un 50 por ciento del salario, por el otorgamiento de aumentos muy inferiores a la inflación. ¿Qué casualidad, no?
¿Y recordás cuánto tiempo estuvimos trabajando y reuniéndonos para que en Clarín hubiera otra vez comisión interna, después del brutal descabezamiento del 2000? ¿Y cuando todos parecíamos llegar a un acuerdo pero de golpe apareció gente extraña y aparecieron los de la UTPBA? Sí, claro, no habrás olvidado que unos traidores (algunos son compañeros tuyos en la comisión interna, otros, como dos hermanos, aprovecharon para acomodarse en la empresa) mandaron a perejiles a rogarme que me bajara de mi intención de ser delegado. Que ni la empresa ni la UTPBA iban a permitir la conformación de una comisión interna, si yo formaba parte de ella. Di el paso atrás con la promesa de que se armaría una comisión interna de lucha. Y en la última asamblea realizada en AGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina) me di cuenta del espanto: la UTPBA tenía la lista de los integrantes que la empresa aprobaba.
Y después entonces llegó la entrega permanente, como ésta que me hizo reaccionar cuando la publicás como una hazaña en facebook, Gerardo, festejando de nuevo una reiterada mesa de diálogo con las autoridades de Clarín que indefectiblemente concluye en retrocesos para los trabajadores. Y como te molesta mi amor y mi verdad, saliste a agraviarme, a decir una mentira tras otra. Y te las dejé puestas en mi muro tres días, Gerardo, para ver si alguien te acompañaba, pero no, nadie. Pero ya está, ahora me empujás a decir lo que siempre quise y lo decía parcialmente para no hacérsela todavía más fácil a la empresa. Esta es mi respuesta a tu injuria, ahora que hace un año que otra vez abandonaste, como en el 2000, y te metiste de delegado junto aquellos compañeros que nos habían traicionado tres años atrás. Pero es el lugar más cálido de hoy en Clarín, sabés que tenés inmunidad gremial y no te pueden echar y jamás lo van a hacer, claro: por eso se renuevan a lista cerrada, no sea cosa que se infiltre alguien que se le ocurra enfrentar con decisiones firmes el gran vaciamiento humano y profesional de Clarín.
Ahora se juntan a dialogar otra vez con las autoridades del diario, a tomar café. Se te ve contento, Gerardo, a vos y al resto de los muchachos: no es para menos, ya no voy a estar para levantar la mano y decirles lo que son.