Viendo este horror diario
Viendo este mundo ordinario Viendo la decencia en percha
Viendo la utopía en baulera
Viendo la igualdad en quimera
Viendo la ilusión tan estrecha
Viendo la demencial pobreza
Viendo la oprobiosa riqueza
Viendo que se van ideales
En transporte de camión de caudales
Te invito a que puebles mi cabeza
Querido Ernesto Guevara a raudales
Maldigo al destino no compartir tu época
Haber muerto contigo en la maleza
No morir de rodillas y no vivir a tientas
Cada uno escondido en cada cueva
Con gramos de libertad, sin coraje
Mirando por tv cómo el poder hace
Retroceda el tiempo y sea el Che que nace
Que nos insufle alma al alma muerta
Seamos muchedumbres que tiran puertas
Donde moran los fabricantes del desastre
Creemos un nuevo mundo definitivo
Donde no sea el fraude ni el lastre
Que no haya quien llore de hambre
Y que el fracaso deje de ser cultivo
La prioridad serán los de bien abajo
Y la oligarquía se irá bien AL CARAJO
Tengo mi lado derecho paralizado. Soy izquierda al comer, al mirar, al escupir, al amar, al doblar, al hablar, hablo con mi labio torcido apuntando a la izquierda, paro el colectivo con la mano izquierda y le digo a Macri que pare la mano con la izquierda. Soy zurdo al escribir, le pego con la zurda. Frunzo el ceño con la ceja izquierda cuando los profesores no me convencen, cuando me habla un político, cuando otro periodista quiere justificar su esclavitud. El meo me sale para la izquierda, el corazón a veces parece que se sale por la izquierda del pecho, los latidos cuando amo o sufro los siento por izquierda. Me derramo en la cama por izquierda, y aunque no lo ejerza, sé que el amor clandestino se construye por izquierda.
Antes de la nube inmensa, antes de que seamos invisibles, antes de ser devorados por las máquinas, antes que Guevara sea olvido, antes que la flor púrpura pierda su color, antes que el conjuro de energúmenos absorba el planeta, antes que los guardapolvos blancos se conviertan en reliquia, antes que el sol muera antes del ocaso y la luna no se vea, antes que la cena sea sólo pesticida, antes de que se nos muera la piel sobre el cemento, antes de todo el aire intoxicado, antes de que sea obligatoria la inyección de TV, antes de no darnos ni un saludo, yo te quiero abrigar, querida, consolarte con un abrazo excesivo y escribir mi gran línea, una imperdible escena de teatro, sucumbir otra vez con tu recuerdo y que mis últimas palabras tengan música, que el mar inmenso nos refresque y sea el aliado, que los inunde mientras alcanzamos a decirnos todo y darnos cuenta que es nada. Besar a quien se deba, con los cuerpo despojados, exhaustos de libertad… Y que esto haya sido todo.