sábado, 8 de julio de 2017

Humillación

Se roban pibas, el cana se hace el boludo. El juez intercede, el político paga. El posmodernismo exige un bozal. Acá no pasó nada. Nadie siente nada, la moral es de cada cual. Tragamos pesticidas, andá a quejarte y vas preso. Te interfieren los canales que no convienen, andá a quejarte y te suena todo el día el télefono. Me tiembla el cuerpo de odio. Todavía hay quienes se hacen los boludos porque conviene. Pocos dicen lo que es: un país devastado, humillado, castrado, que dicta que el veinte por ciento innecesario de la población muera por fin de abandono. Pero mientras hablamos de Francia, del Brexit, y se nos traba la lengua con Occidente. Somos todos England cuando un loco se sube a la vereda de un puente sobre el Támesis. Acá cada uno anda en sus cosas, sin preocuparse que cuando se acuesta hay diez mil pibes nuevos que no pueden dormir por el hambre. Seguimos atrasando. Todavía hay quienes dudan de quién fue culpable en la dictadura. Es que todavía chapaleamos en el sistema y nos hablamos a nosotros mismos. Pero hay una inmensidad que no entiende qué decimos. Hay gente que ansía su tierra, su Palestina, su Africa libre, pero somos Europa y los Estados Unidos tan gentiles y seniles. Y criminales.
Acá se esconden y son feroces. Con tal de no pensar, levantan altares de basura. Y te escupen amenazas. Se hacen los raros y ven tv, planean autos nuevos y viajes. Caminan sobre la hierba humana. Es una multitud que no entiende y repite. Pero hay algunos de acá y del planeta que se avecinan. Se vienen encima, y como corresponde: del peor modo.