miércoles, 25 de noviembre de 2009

Sin tu nombre

De qué hablarán hoy los diarios si no te nombran
Qué mostrarán las cámaras huecas, antes de vomitar sus muertes
Que habrán de mostrar si no es tu mirar sereno, el decir de tu silencio
Ese misterio sobreactuado que igual se obedece
Nada que interese sino son tus formas que se relatan, sino canta tu voz
Ni grita mí grito mudo por vos
En blanco todos los libros si no develan tu novela
De la princesa que encandila el reino gris, que lo releva
De pensar en su destino de abismo
Que da vuelo a las almas en pantanos de desconsuelos
Tu paso abre senderos de colores y terciopelo
Mudo quedará el mundo si no menciona tu nombre
Acabarán sentidos por tu ausencia, habrá sombra y descarte
Y yo seré cualquier cosa, menos hombre.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Tríptico final

Mojados
Lluvia que todo lo empapas, mi pelo, el desvelo, las solapas
Lluvia, resaca y trueno, por tanto perderte es mi desconsuelo
Lluvia de agosto o de enero, lluvia de siempre en mi sendero
Lluvia que has de llover para, si su boca ya lo dijo el no te quiero

Solitarios
La calma mira el campo desolado, te secas, pensamientos salpican
Te ves deslizada, fatigada, corazones inundados sin soñar transitan
Tu boca que olvidó besar maldice, la palidez delata, tu mirar triste
Dónde termina la soledad nadie sabe, el olvido arrastra, el dolor invade

Mutilados
El amor mastica a quien no tienta, y devora al más tentado
¿Quién habrá de ser más feliz, el solitario o el más amado?
Ahí vamos los dos, mojados, sin risas, pocos soles, separados
El amor es la respuesta que al no saber oír, nos hace mutilados

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Menos tus ojos


Ojos. Ojos de niño que miran y resisten ver, ojos de asombro, o de desdén, apenas por arriba del hombro ven.
Ojos y ojazos sin piel ni cara al que una mirada castiga cruel, ojos de espía, de soslayo, mirar de buitre, de hiel.
Ojos ojitos estirados, ojos amarillos por todos lados, ojos para abajo, ojos que se vencen, ojos resignados.
Laten los ojos exaltados, furiosos, ruidosos, graciosos, amorosos, y tras tanto llanto salen a delatar rojos, el espanto.
Parpadea el anciano al que la muerte encandila, y se apiada de su suerte el funeral, al clausurar sus pupilas.
Mirar de mar, mirar de río, ojos de tormenta, ojos de hastío, ojos negros son sinceros, ojos verdes traicioneros.
De qué color son tus ojos, cuánto habrá de nieve, cuánto de sol, no puedo saberlo, si cada vez que me miras dejo de ser yo.