martes, 23 de junio de 2009

Cuidensé, dueños de todo, la juventud no duerme



Lucía y Daniel, atacan. Son dos jovenes que escribieron lo que se leerá a continuación porque sí, porque no se tragan los sapos que el poder económico cree que toda juventud se traga. Y a cuidarse, porque como estos pibes hay muchos, y andan escribiendo, y andan en comedores, en ongs y facultades, son los nuevos locos de Buenos Aires que aborrecen la vieja política y la nueva TV. Andan con el índice helado, pero andan, señalando a cada hora a tanto rey de la inequidad, y protegiendo como pueden, pero con firmeza, a ese dolor que crece más allá de las luminarias y que no quieren que se derrame para siempre en alcohol, droga y hastío. Quieren igualdad, educación, y ni ésto de hambre.



Los pibes que ahora, por ejemplo, se están muriendo de frío

La situación actual en la que se encuentran implicados los menores de edad es desesperante y me genera mucha tristeza. La sociedad, con una mirada escueta y superficial, encuentra como única solución la institucionalización de los menores que inflingen la ley. Sin ver las causas que los llevan a delinquir.
Los menores son víctimas de este sistema que los margina. En el cual viven sin poder ver ni tener un futuro próspero. Estas circunstancias los lleva a adquirir adicciones (como drogas y alcohol) y a la delincuencia, viendo a éstas como las únicas salidas a esta marginalidad injusta.
Imagínese usted que lee estas líneas sentado en su cómodo sillón, cómo sería vivir en un hogar en el cual las paredes no sean de material, el techo no sea de tejas y que el frío entre en invierno, no tener trabajo y no poder conseguirlo por el sólo echo de no vivir en un barrio socialmente aceptado, teniendo una familia de diez integrantes y no poder darles de comer. Y que toda la vida transcurra en esa lucha por sobrevivir. Eso cansa y genera odio.
Estamos frente a una guerra de clases, una lucha entre el que tiene todo y el que no. Sólo pasa por una cuestión de suerte, nacer o no en un ambiente con posibilidades. Nada más.
Los menores son el futuro, es por eso que se debe trabajar para lograr hacer valer sus derechos y para poder incluirlos dentro del sistema. Ellos no nacen delincuentes, sino que el mundo en el que viven los lleva a eso. No son los culpables, lo es el sistema que los margina y sus políticas de exclusión.
Se deben crear intervenciones desde una mirada integral, teniendo en cuenta los factores constituyentes que generan esta situación, como ser la conformación familiar, sus configuraciones y la situación socioeconómica en que se encuentran. Los cuales son determinantes para la formación de la conducta del menor. Entiendo a la gente que pide una solución para este escenario de inseguridad insostenible. Pero pido que entiendan también, alguna vez, a estos menores. ¿Alguien se entera de la cantidad de chicos que mueren de hambre o asesinados por las fuerzas policiales o a causa de su adicción al paco? Nadie reclama por ellos.

Por
Lucía Eugenia Sánchez
Estudiante de Trabajo Social, 24 años



No debe ser poesía

El noticiero
hablaba de pobreza
y las hienitas reían muy educadas;
digo hienitas "de bien", claro,
hienitas moralistas, por supuesto;
hienitas amantes de la felicidad verde, del paredón y de los muros;
hienitas putonas y con hermosas corbatas azules,
hienitas que tiran desinfectante por las calles
para que no se acerquen
los insectos tristes,
insectos tristes y humanos, señora,
esos que respiran
sólo cuando están muertos.

Pero el noticiero nos decía algo:
el hambre, sospechamos, es el circo de los ricos;
por eso, señor, señora,
pasen y vean a ese pibe aspirando una locomotora cerebral
y con un chumbo que le regalaron para matarlo a usted, sí, a usted,
o para matarse él mismo: total, sabe que siempre estuvo enterrado;
pasen y vean a esa nene que camina sin destino,
ella que ya no sueña
o porque no tiene cama o porque no tiene futuro;
pasen y vean la caca del capitalismo,
el cheque vencido del estómago vacío,
el negocio de unos pocos
que sólo funciona
si no son muchos.

Así que la puta madre que los parió a todos,
dije a todos y a mí también,
basta de chequeras caníbales
y de remeras del Che Guevara
en los boliches de moda;
basta de los diarios que no escupen
de las balanzas inclinadas
de los fantasmas que no comen.

Estos no es poesía. No debe ser poesía.
Esto es un grito. Tiene que ser un grito.
Soñando para que la gente se despierte de esta vigilia,
para que algún día, quien sabe,
esas hienitas se pongan serias
al ver que ya no existe la sangre de oro
y que les tocaron por fin el culo del bolsillo;
Soñando, pese a quien le pese,
duela a quien le duela,
por un mundo mejor.

Por
Daniel Mecca
Periodista y poeta, 22 años

3 comentarios:

Pedro dijo...

ojalá que las nuevas generaciones pueden cambiar esta horrible realidad.

nito dijo...

Cuanta oportunidades de vida perdidas por la impunidad moral y de poder de la gente uqe llega a los diferentes legares del poder. Que le pasa a la gente que sale de esta sociedad para que no tenga mas corazón e intelegencia para los demás. Cuanta avaricia

Nito

Anónimo dijo...

"El verdadero amigo es aquel que comparte nuestras alegrías cuando es llamado y aquel que comparte nuestras penas sin ser llamado".
Y ahí estaremos siempre, para lo que necesites. Un abrazo.

Dany