domingo, 6 de diciembre de 2009

Mi club ya no es el mismo sin el Gordo

Hace un año que el Gordo Toti se rajó apenas un rato. Se tomó el bondi que va al cielo, y apoyado sobre un almohadón de nubes otea la Techada para ver si estamos. Un día como hoy del año pasado, ya demasiado harto de cables, sondas y transfusiones, le pegó de puntín a los sufrimientos, y acá quedamos sin sus instrucciones de hincha ejemplar. Cuando su muerte botoneó la noticia, de repente se esfumó una época donde Defensores era como estar en casa, y los jugadores eran como hermanos que entraban a la cancha para tratar de hacernos la gauchada de ganar.
Ya sé que el Gordo aguanta ahora en el paraavalancha de estrellas apoyado en el hombro de Marquitos Zucker. Ya sé que los buenos nunca se mueren del todo. Toti iba con su cuerpo hincha pelotas hasta donde Defe lo exigiera. Por donde sea y por lo que sea. Con su mirada transparente hasta herirte decía lo que tenía que decir, y cuando no le dieron bola palpitó en silencio ese amor por Defensores que nos deja a todos encogidos.
Que no le fueran a hablar de guita al Gordo, de poder, de violencia. Y menos que recontra menos si en el medio estaba Defensores.
El Gordo Toti, el Gordo Juan Romeo Ferrara, murió hace un año cuando tenía 54, la puta madre. Pasó desentonando como miembro de esta vulgar especie humana. Es que el Gordo fue un gran tipo en serio. Y un gran periodista. Y el mejor hincha de Defensores de Belgrano.

1 comentario:

RL dijo...

Muy bueno Martín! Y gracias por recordar a ese buen tipo que era Toti