sábado, 16 de abril de 2011

Si me quisieras, baby


Esta noche me puse a pensar que pasaría si me dijeras que me amas.
Creo que no sabría qué hacer, pero es cierto que te abrazaría, porque es lo que estoy deseando desde que te vi. Después el mundo sería distinto, habría como una avalancha de colores que por fin me recordaría que el verde es el verde de los pétalos, que los rojos son los jugos que apasionan y que los amarillos entibian la escala como podría ser el descanso dentro tuyo.
Las guerras, gracias a tu declaración de amor, serían muestras artesanales de los viejos arsenales. Las mentiras habituales del viejo sistema nos darían tanta risa, que perdonaríamos a mercenarios y crápulas con una fiesta en la que vendrían tantos para que no vinieran.
El arco iris permanente de colores ya inauditos, daría la bienvenida a los que estuvieron siempre dementes y con uno y con otro, con o sin prosa, sin mejores rimas que haber entendido que las pasiones se encienden todo el tiempo y al que no le guste el juego de jugar, mala suerte.
No puedo imaginarte de mi brazo porque tiemblo. Pero si eso ocurre sería capaz de pedirle una entrevista al tiempo, para que me haga un descuento y yo sea lo que vos quieras con la edad que sea.
Como siempre, llueve cuando escribo. Pero si de repente me abrazaras, llovería más, con furia, y saldríamos a un balcón o a un patio y nada sería lluvia, ni clima, ni tiempo, ni sistema, ni arcoiris, no habría realidad que es lo que certificaría que por fin, baby, nos amamos.

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