martes, 8 de enero de 2019

Mundo cloaca


No quiero que me toquen. Nadie, ni los periodistas que dicen que son –pobre Walsh- todos bien bañaditos de ego y boludez. Haber sido inmigrante como mi abuelo y haberlo roto todo, anarquista, tan obligado individualista, morir llevándonos un par de gorras, o fraudulentos u oligarcas, lo que sea que tapa el caño de nuestra eterna cloaca. Pero acá estoy, bendito, maniatado, echado, con la ración justa para que no chiste, pero yo voy a seguir chistando y gritando que este mundo es una reverenda mierda y que este país se le parece demasiado. Nos cuidamos todo el tiempo el culo y nos lo hacen repetidas veces en el día. Y tan fácilmente... Somos boludos consuetudinarios y vamos a morir sin ninguna necesidad de lápida. Millones rumbo al vacío de la nada y sin reaccionar. El masoquismo de andar envalentonados mientras nos mostramos como la presa fija, al venado que apunta sencillo el capataz, el patrón, insistiendo con la esclavitud de hacerle engordar el ganado.
Deberíamos estar ardiendo y estamos durmiendo. No vamos a tener ni para taparnos en las noches de invierno.

No hay comentarios: