Escribir en plena libertad, sin mordazas, disfrutando de la creación. Que las palabras puedan jugar entre ellas, aunque vayan a decirnos las penas.
domingo, 18 de agosto de 2013
Paseando por Caballito
Nos enamoramos en un momento en Caballito. La gente brotaba en todas las partes, pero yo te miraba desde dentro del bar pasar y comprar. Yo ya había conseguido los compilados de Walsh que Leandra me reservó en la librería, pero Leandra ya no estaba flexibilizada y mensualmente contratada. Estaban felices los dueños apenados para los fotos por ver que al fin yo había ido a buscar el libro. El coeficiente de la explotación les había vuelto a resultar. Volví a enamorarme de una cara fugaz, de una postura. El amor es una única vibración, lo imaginamos y respiramos. No puedo andar sin enamorarme da a ratos. Aún en Caballito en medio de una clase consumista que me da arcadas y que vota a Lilitas o es macrista, y que se queja pero compra y compra, vaciada.
Adoro morir de amor a cada paso, aunque duela cada paso. Esa rubia y esa mirada, la prefiero a andar buscando siempre tanto precio para tapar la nada.
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