martes, 29 de mayo de 2018

Mi querido, viejo y heroico Defensores: ascendimos al Nacional !


Dragón querido, dándome consuelos en los peores tiempos. En el incendio del 2001, protegido por tu bandera roja y negra dándome risa entre derrumbes, volviéndome de repente festivo y ascendido desde Caballito. 
Hoy, discutiéndole justificaciones al optimismo para vivir, y de nuevo te aparecés para hacerme nuevo otra vez, sí, vos Defe de mi barrio, club de mis entrañas, de mi pubertad, de mis repentinos sentidos, compañero del despertar. Como en el 67, el 72, el 84, el 91. Yo Moría junto a todo en el 2001, y me levantaste en andas.
Hoy encorvado llevo a cuestas tanto desastre aplicado, y de repente me conducís a la euforia de la manera más ardiente. De pronto estoy vivo, me siento vivo gracias a vos, viejo Defensores... Tantas caras, demasiados recuerdos, los muertos queridos que siento colgados de mi hombro, tanto de uno ahí dando vuelta.
Volvimos al Nacional, ascendimos otra vez. Fueron unas horas de transfusión. Me siento por un rato como los viejos tiempos, cuando el barrio, las calles, los pibes, los potreros, Defe, el bar y el metegol, la pileta, Juanita, el boliche, los besos y los árboles, Paroissien y mi vieja, Tres de Febrero y la fábrica abandonado, 11 de Septiembre y las Piedras del arroyo, Comodoro Rivadavia de tierra roja y negra, de Defe , de casa, todo era casa.
Te conocí como postrimería de la ciudad, oliendo a río y barro, calles de polvo, árboles de nísperos robados. Te conocí desde tus napas, Defensores.
Hoy volvemos a abrazarnos, hermano, ya más grandes, distintos, pero con el mismo viejo corazón, amante testarudo de las pequeñas bellas cosas.
Hoy grito campeón y vuelvo a ese lugar que nunca dejé.

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