martes, 28 de julio de 2009

A mi hija Lucía en su cumpleaños


No bajes la cabeza ni ante el rey más mentiroso, la bajarás sólo ante la impotencia por la insistencia del dolor.

No resistas a la indulgencia, hay veces que la comprensión logra el milagro de redimir.

No regales en cuotas tu maravillosa risa. ¡Estalla de felicidad! Aunque más de las veces no sea para tanto.

No exageres con la desconfianza, que tarde o temprano el malvado trastabilla y el bondadoso va en su ayuda.

No mientas cuando la mentira es una daga filosa, hazlo apenas si es que se trata de no ahondar agonías.

No malgastes el tiempo bajo ninguna circunstancia, pero tiene en cuenta que no son vanas las horas que pasas con tu única compañía.


Sí harás lo posible para reconstruir espacios en tu corazón, aún con el llanto fresco de un amor partido.

Sí exigirás justicia con la misma terquedad que tiene el sol al asomarse, porque no hay conciencia en más dificultades que la que duerme lo cierto.

Sí lucharás por modificar este mundo, para que no haya nadie demasiado arriba y nadie demasiado abajo, y para que por fin sean condenados los que transformaron abundancias en desdichas.

Sí le darás amistad al que menos tiene, porque el que tiene todo en exceso sólo usa su tiempo para conservarlo.

Sí tratarás de rellenar con conocimientos tú espíritu, porque amortiguarás las caídas y la sabiduría te dará abrigo ante los vientos de espanto.


SI deberías saber que te quiero, y aunque uses el derecho de ser distante de mis palabras, NO podrás, ni inquilina consecuente de otro universo, desprenderte de mi mano.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno Martín, lo contenta que debe estar tu hija.

Anónimo dijo...

Hermano, no creo que Lucìa pueda ser distante de tan lindas palabras...está orgullosa de vos!!!!

Nito dijo...

Quisiera ser padre para poder expresar mi amor a mi hija de esta manera tan pero tan cristalina. Nunca van a estar distante. Bellisimo