miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ultimatum

Expulso en un último intento las cenizas. Me abrazo al árbol fresco y el aire aún inventa torbellinos en mi cabeza. Agarré la vida antes de que caiga. Aprovechemos aún, que está distraído contando penas el destino.

La especie humana tiene recodos, rincones improbables donde la luz derrama su cansancio. Hay sonrisas que abarcan a buenos e impostores; los residuos se hacen flores, se abre paso insolente, un camino.

No quiero vivir vivando, no quiero vivir callando. Que el porvenir que está pasando no me permita el olvido, ni renegar en vano. Que sea una brisa que susurra lo que el mar va murmurando. Que pueda avivar el fuego, para encender la ternura y hacer arder los desencantos.

Una rima que me lleva, un amigo que me brinda, una mujer que me trae, a dormir llego tarde. Grito en la tribuna y grito por la hambruna de los conjurados al desmadre. Es muy frágil la conveniencia de mirar para otro lado. Es tenaz la conciencia: no seré pasivo horror, frente a la rutina del desastre.

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