martes, 19 de octubre de 2010

Censarte

Quiero censarte. Preguntarte por ejemplo qué capacidad tiene tu corazón para el olvido,
y si alguien alguna vez tuvo la ocurrencia de dejarte.
Preguntarte si has aprendido a escuchar las palabras enamoradas,
y si llevas la cuenta de suspiros de tus soñadores ambulantes.
Censarte para que me cuentes los colores de tu alma, los dientes de tu boca sofocante
y si has estudiado la antropología angelical de tu espalda.
Dirás a qué familia pertenecen esas mariposas que pestañean en tus ojos,
y a qué clase corresponde el hombre que conoce el talle de tu falda.
Deberás decirme la calidez de tus ambientes, si conviven contigo ilusiones florecientes o si te llegan abundantes facturas de fatiga.
Hagamos un censo con consenso. Entonces me abres la puerta con tu risa, me sirves tus perfumes en bandeja, y así completo la felicidad en mi planilla.

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