jueves, 26 de septiembre de 2013

Viejo soy?

Cumplir años es una insistente desgracia después de los treinta. En realidad la vida puede verse como una convidada de piedra porque nos invitó a sufrir sin consultarnos, y apenas que si nos dejó reír en un amanecer, en un beso, en una pequeña inspiración, o en un gol, un abrazo fortuito, un beso de tu perro, un ratito de sol, de mar… Y en los hijos que por fin puedan abrazarte sin temor…
Mientras tanto, la vida es hastío, posible venta del alma al mejor postor, dolores de nuestros muertos y dolores propios, crujir de nuestros huesos, desencantos, esperanzas ya sin uso, amores que ya no vuelven, ir con precauciones.
No imaginé en la instancia de la breve felicidad que podría juntar tantos años. Fui maltratado en la infancia por las mismas costumbres que repiten mujeres y hombres y viceversa de suponerse unidos. Pero aunque mis padres se mataran yo era feliz porque el aire me entraba, corría a mil, me tocaba los huesos, y robaba nísperos trepado y rajaba en bici, y los cachetes me estallaban.
Dicen que es la vida. Tanta gente que llama cuando cumplís años. Pero estamos todos solos, parece. Nos vamos a dormir a veces temblando de frío y nos abrazamos a lo que queda. Es imposible la soledad, inaceptable, insoportable…
Tengo demasiados años. Y pensar que cuando bailaba y era amoroso y revolucionario, me creía eterno. Nunca imaginé que las chicas jóvenes me iban a ignorar. Se acabó la seducción. Estoy viejo.
No tengo optimismo , pero quién te dice…

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