miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cuento del día 11, del mes 12, del año 13

Dicen que auguraba un sabio de aquella extraña y remota civilización alada, que cada vez que ocurriera en cada siglo el fenómeno numerológico de que llegue el día 11 del mes 12 del año 13, ciertos caminantes de extremas latitudes del orbe sentirían un particular escozor. Sin saber que pudiera existir algo parecido a un país, y menos que se llamara Argentina, y menos que menos que hubiera una ciudad llamada irónicamente Buenos Aires, el sabio creía que determinados seres que habitaran por aquí en esta particular fecha, sufrirían sensaciones repentinas y en un instante podrían querer volar hasta alcanzar el pájaro más lejano, o estirarse para guardar algo de cielo en el bolsillo, o colgarse de gigantescas cuerdas nocturnas para jinetear sobre el cuarto de luna. Qué explicación podían tener estas actitudes, preguntaron los fieles oyentes que revoloteaban sobre el sabio muy cerca del suelo verde, donde descansaba el vidente sus majestuosas alas. Ese día del 11 12 del 13 –dijo el brujo- los va a incitar a que la escalera prosiga para que llegue pronto el 14 y más rápido el 15, y enseguida el 16, y así sucesivamente y con más urgencia para acabar de una buena vez con el año, que los tendrá hastiados, agobiados, desvencijados, y sin embargo también ilusionados. Porque aunque se comporten demencialmente, esas raras criaturas serán, su vida entera, fervorosos anhelantes de utopías.

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