miércoles, 26 de marzo de 2014

Los casinos: el opio del pueblo

Es una declaración de principios y creo, definitiva. Quiero arrancarme de una vez los vicios que me impulsa este sistema. Milagrosamente dejé de fumar, pero llenos de tabaco están los casinos y sus empleados a quienes obligan a enfermarse. De qué me hablan cuando hablan de gobiernos populares, si no paran de inaugurar casinos que le sacan la plata a la pobre gente, a la que me incluyo. En Palermo, en lo de Cristóbal López , y en Puerto Madero que compró también, hay pisos superiores donde es bienvenido el humo de todos, y los pobres chicos empleados que tosen disimulando. Si los gobiernos fueran revolucionarios, no habría casinos. Pobre gente, le inventan una ilusión de tener más dinero, pero el casino en la Argentina es un recaudador político. Es todo robo en nombre de la democracia. El capitalismo es enfermo y trata de convertir a cada uno, en adicto al dinero. Yo caí otra vez en sus garras, pero juro que nunca más, nunca más, como suena el homenaje a esos jóvenes que no hubieran tolerado tanta timba a costa del proletario.

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