sábado, 5 de abril de 2014

Otoño

Soy feliz en otoño. Vuelvo a ver el viejo camino de hojas amarillas, y siento que otra vez caerán de mi árbol los viejos y secos pesares, ruinosos brazos se quebrarán en ramas y ya no me alcanzarán, y aquel retoño fulgurante y breve rodará definitivo y mustio por el sendero. Ahora en abril creo que estoy hecho de esperanza, y pisoteo las hojas como acabando para siempre con pasados que se fueron del corazón y apenas hacen ruido bajo mis pies. Sonrío frente a la nueva brisa por este impensado andar despierto, todavía de pie, a buen ritmo, y hago una marca en la tierra como que de acá para adelante se detendrá el sangrado de los desengaños, y seré apenas una hoja que vuelva a dejarse acariciar cuando la luna llega y resista los vendavales de la desazón. El otoño tiene pausa de estival ardor y ahí voy por su camino lento de final armando mi principio de un nuevo vuelo, suave, casi imperceptible, como nunca tan al ras.

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