miércoles, 8 de julio de 2015

mi amor adíós

Será cierto que la carne se descompone? Y la de ella, que fue cristal infinito, tenue, roto al romperse e igual fibroso,  ese nervio que enerva, la bella vena celeste, enjundiosa explotando de goce y después ya sé, el silencio, el olvido, la aprisionada calma. Yo te acompaño en el adiós, estamos demás los dos con los dos, debemos irnos, que por favor nadie nos encuentre. En medio de hielos desmoronados estará uno, en volcanes que crepitan bordeará el otro.

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