martes, 18 de agosto de 2015

Otro breve adelanto de mi obra de teatro

... si la vida fuera solo amor no tendría  gusto el amor. El amor es una excepción, y fue nuestra excepción. Ya ves que me amaste sólo a mí a pesar de todos tus otros hombres. El amor es una sensación espasmódica que en nuestro caso dura porque se acabó. El amor elige saltando entre cada quien, como una ruleta de la fortuna que premia con el consuelo del beso apasionado. El consuelo por habitar este mundo de frecuentes desdichas, de voraces injusticias, de tremendas guerras, del dolor más profundo, este mundo de las provocaciones más hirientes, como el hambriento que ve desde su vida apenas viva  el desmonte de las riquezas que se llevan  unos pocos.  El amor es como el mejor pimpollo, el más colorido, el más fragante que lo da todo cuando florece, y perfuma la vida y que por un rato nos hace la representación de un mundo  bueno. Pero el pimpollo al fin es flor sin fuerzas y marchita. Nadie puede vivir amando,  pero todos deben vivir luchando. La vida es lucha, es más que nada lucha, resistencia. Los seres humanos tienen un componente que los resguarda, tal vez sea el alma, que no permite el suicidio de todos al conocerse  que indefectiblemente el camino es breve y se acaba, y como diría William Shakespeare,  que apenas “la vida es una sombra que pasa…”  

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